55. Calabacita

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Sanji despertó arropado por los cálidos brazos de Zoro en la cama.
Se giró despacio y vio a su marido dormido, con la respiración pesada, el ceño relajado y la boca entreabierta.
Recordaba que se quedó dormido poco después de haber terminado sus sesión de la madrugada anterior por lo que al notar que llevaba pantalones supuso que no había pasado buena noche y se había levantado al salón como la mayoría de los días.

Desde que le conoció no recordaba que el peliverde hubiese conciliado un sueño de ocho horas seguidas nunca.
Se levantaba en medio de la madrugada y salía a correr, paseaba por el salón, veía la tele o se ponía a hacer ejercicio en el gimnasio improvisado que tenía en la habitación extra de la casa.

El rubio se permitió el lujo de mantenerse un rato más en la cama a su lado, disfrutando del calor corporal ajeno y su aroma. Le resultaba embriagador el olor de Zoro y recordaba echarlo tanto en falta como su presencia cada vez que tenía que marcharse por trabajo a Japón durante varias semanas.

El espadachín abrió su ojo lentamente para encontrarse con el rubio. Si Zoro consideraba que los ojos de Sanji eran preciosos al cocinero le pasaba lo mismo con él. Adoraba su ojo rasgado y negro como la noche.
Sonrió y extendió su mano para acariciar la cicatriz del ojo ausente con cariño y dejar un casto beso sobre sus labios.

- ¿Has pasado mala noche? - preguntó con cariño deslizando sus pies por las piernas ajenas en busca de calor

- No, como siempre. Estoy algo nervioso por hoy, supongo que es normal

- Sí, yo estoy atacado

- ¿Por eso me espías mientras duermo cocinero pervertido? - dijo volviendo a cerrar el ojo y sonriendo

- Sí, me relaja. Aunque suene algo creepy me gusta verte dormir marimo

- Hm eres un bicho raro cejillas - acercó el cuerpo desnudo de Sanji hacia el suyo y comenzó a besarle con cariño mientras sus manos acariciaban la blanca espalda

- Um... musgo... ah no empieces que tenemos que arreglarnos - dijo entre besos - llegará en cualquier momento

- Está bien... Uff supongo que se nos acabo lo de follar por toda la casa a cualquier hora del día - comentó resignado incorporándose y rascando la cicatriz del pecho

- Por desgracia - dijo con una sonrisa boba mirando hacia la espalda desnuda del peliverde. Le vio levantarse y dirigirse al baño

Se estiró en la cama y buscó por el suelo la ropa del día anterior para encontrarla doblada sobre la silla. Sus regaños hacia Zoro surtían efecto y había conseguido que pasara de desastre total a persona civilizada según sus estándares de orden e higiene en el hogar.
Cuando terminaba de preparar el desayuno notó como Zoro se posicionaba tras él mimoso y apoyaba la cabeza sobre su hombro mientras loo rodeaba con sus brazos.

- Prueba marimo - acercó la cuchara a la boca del espadachín dándole a probar el desayuno - ¿Qué te parece?

- Está muy bueno cejillas, como siempre - dejó un sonoro beso sobre la mejilla del rubio y se fue a darle de comer a los gatos

- Estoy deseando saber que le gusta y qué no. Preparar su comida favorita, salir de excursión con ella, ver todo el catálogo de películas infantiles - comentó con una sonrisa instalada en su rostro a la vez que apagaba el fuego y preparaba los platos

Zoro solo le observaba fantasear mientras se movía con gracia por la cocina. Le encantaba ver al rubio bailar entre los fogones, podría pasarse toda la vida viendo las ágiles manos de Sanji moverse con maestría en su estancia favorita.
Se sentó a la mesa y comenzó a desayunar en silencio.

CONOCIÉNDOTE (Sanzo/Zosan +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora