Capítulo 29 Una celebración para recordar

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Lo prometido es deuda.

Nos leemos el próximo domingo.


La mañana de sábado estaba siendo tal cual Valentina había soñado: despertó temprano y su mamá dormía plácidamente por lo que ella y el pequeño pug salieron de la habitación en silencio y se dirigieron hacia la sala con la finalidad de encender la televisión y ver un par de caricaturas, sin embargo ocurrió algo mucho mejor ya que la castaña abogada se encontraba en la cocina preparando un poco de chocolate caliente el cual colocó en vasos térmicos y después de cerrarlos herméticamente se dirigió con la pequeña rumbo a su habitación donde verían caricaturas acompañadas con un delicioso chocolate y una rebanada de pastel que ya se encontraba en la habitación de la castaña desde antes de que la pequeña saliera de su habitación.

Por su parte Poché disfrutaba de la tranquilidad que le daba el saber que la castaña abogada no despertaría temprano y, por ende, ella no sentía que tenía responsabilidad alguna de levantarse temprano a atenderla.

Conforme los rayos del sol comenzaron a invadir la habitación, Poché fue recobrando el sentido, se giró en la cama buscando atrapar en sus brazos a Valentina, sin embargo, su brazo cayó sobre un espacio vacío y fresco, lo cual indicaba que su hija llevaba tiempo de estar fuera de la cama.

-¿Dónde estarás metida Valentina? –se pregunta a su misma al tiempo que abría los ojos y se incorporaba en la cama, salía de esta colocándose unas pantuflas pero sin reparar en colocarse una bata así que sale en short y playera rumbo a la sala encontrándola vacía, observa que la puerta de la cocina está abierta y piensa en que tal vez el pug y su hija estaban en el patio trasero jugando con las pelotas del can, pero al asomarse por la ventana vio que no estaba nadie afuera, incluso, el seguro del pestillo se mantenía puesto lo que le indicaba que el par de traviesos estaban dentro de la casa; regresa su mirada hacia la cocina topándose con un par de trastes sucios sobre el fregadero lo que le da una idea del lugar en el que su hija y el can se encontraban, camina por el pasillo de regreso y conforme se acerca a la puerta contigua a la suya escucha una risa que le alegra el corazón y no precisamente era la de su hija- ¿se puede? –Poché toca la puerta y aprovechando la pequeña abertura que tenía asoma su cabeza por entre esta para toparse con su par de chicas sentadas sobre la cama con un platón de pastel de chocolate y unos termos de los cuales desconocía la bebida que tenían.

-Upsi, buenos días- saluda Daniela con una inmensa sonrisa, atrás había quedado el incómodo momento vivido con Pipe y su mañana había consistido en caricaturas, chocolate y pastel.

-Upshi-Valentina imita a Daniela la perfección.

-Señorita usted sabe muy bien que antes de comer postre debe comer algo de fruta o huevito- se dirige a Valentina desde el marco de la puerta.

-Lo shento mami- menciona la pequeña avergonzada ante su acción.

-Pero Valentina y yo aún tenemos espacio para unas arepitas de huevito y quesito- la castaña interviene- ¿cierto Vale? Nosotras no acabamos con todo el pastel para dejar un espacio para el desayuno.

- ¡Shi mami! Nany tiene razón- la pequeña sonríe ante la idea de la castaña.

-En ese caso iré a la cocina a preparar nuestro desayuno-les sonríe- ¿cama o comedor? –cuestiona Poché desde el marco de la puerta a punto de darse la vuelta para ir en dirección a la cocina.

-Obvio cama, siempre cama- responde Daniela guiñándole el ojo mientas que Poché solo sonríe, se da la vuelta y se marcha por el pasillo en dirección a la cocina donde prepara un platón grande de arepas de huevo y queso, además de un hogao para ella y la castaña. Al finalizar las preparaciones vuelve junto a su hija y la mujer cuya sonrisa comenzaba a ser su debilidad y desarmarla sin oportunidad a negarle nada.

Un Novio para NavidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora