ENEMIGOS │JEFFBARCODE

개ʚOCHO

Barcode

—Estás libre, amigo—Us me abrió la celda sonriendo.

—¿Libre de afuera o en la casa?—pregunté sorprendido.

—Afuera—sonrió.

—¿Ha pasado algo?—estaba muy confundido.

—No, sólo ya hemos arreglado lo que faltaba. Vamos—caminamos hacia arriba,miré hacia la sala.

—¿Y los demás?—pregunté extrañado.

—Se fueron de vacaciones, yo tomaré un vuelo mañana. Ya te llamé un taxi y bueno hasta aquí llegamos—me dió un bolso con mis armas.

—Gracias Us—le sonreí y caminé hacia afuera, por alguna razón estaba triste. Me había dolido que Jeff no se hubiera despedido, pero tenía que olvidarme de él.

Emprendí mi camino de vuelta a casa, sin emoción alguna como siempre.

Jeff

—Lo mejor era dejarlo ir—suspiré y volví a recostarme en la silla.

—A mi me agradaba el chico—Ta tomó un poco de vodka—Me gustaría que estuvieras con él, claro si no fuera Barcode Tinnasit pero tú sabes...—bostezó.

Miré a los chicos jugar en el agua como si fueran niños y de repente se vino a mi cabeza que estaría haciendo Barcode, pero preferí sacarlo de mi cabeza y continué disfrutando del calor de Hawaii.

Barcode

—¡Idiota!—Build me abrazó—¡¿Dónde mierda te habías metido?!—me sarandeó.

—Para inútil, los S me atraparon a la salida del bar y me retuvieron hasta ahora—entré a casa tirando el bolso sobre la mesa.

—¿Que?—me miró alarmado.

—Te contaré todo—nos sentamos.

Luego de que le conté todo quedó con la boca abierta y no reaccionaba.

—Besaste...a Jeff Satur—repitió sin poder creerlo.

—Creelo y él me besó a mi, sabes lo que más me molesta es que ni siquiera se despidió—me acosté.

—Bueno creo que deberías volver a tus tareas, hice lo que pude pero varios clientes están enojados—me miró preocupado.

—Mañana—me quejé.

—Esta bien, descansa hermano—me abrazó y salió dejándome solo en la casa.

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Me desperté siendo amarrado de las manos.

—Mmm—Build se encontraba en el piso atado de manos y pies con un pañuelo en su boca.

—Barcode—Marxiel Charlopp, mi cliente, me miraba desde la puerta sonriendo—Me debes el cargamento que supuestamente llegaría a mi el viernes—se puso serio.

—Me secuestraron y no tenía contacto alguno, Marxiel—dije en un gruñido, intentando zafarme de la estúpida cuerda.

—Bueno ahora vendrás conmigo, unos amigos tuyos quieren saludarte—colocó un pañuelo con formol en mi nariz, intenté luchar, pero a los pocos minutos me había desmayado.

Volví a despertarme pero esta vez en una habitación sobre una cama.

—Veo que despertaste—otro de mis clientes, Valentin Parkboom, estaba sentado junto a la puerta.

—¿Ahora se aliaron para matarme?—escupí.

—Nos tenías cansado, que bien que estabas desprevenido. Varias veces intentamos atraparte, pero no hubo caso, eres como una maldita rata escurridiza—me dió una patada en el estómago.

—Nos tenías cansado, que bien que estabas desprevenido. Varias veces intentamos atraparte, pero no hubo caso, eres como una maldita rata escurridiza—me dió una patada en el estómago.

—Traidor—susurré intentando respirar.

—Tú eres el traidor Tinnasit, te aliaste con los S—volvió a pegarme.

—¡Me secuestraron, idiota!—grité enfurecido.

—¡No me digas idiota!—sentí su puño en mi mejilla, mi vista se nubló y apoyé mi cara contra el frío piso—Ahora me vas a decir todas las contraseñas de tu base de datos y donde está el dinero de todas tus ganancias o la pasarás muy mal—me amenazó con un cuchillo.

—Suerte para obtenerlas—sonreí, él gruñó, frustrado.

—Vas a vivir los peores días de tu vida—cerró de un portazo.

Dios, ahora no estaba tan seguro de que saldría de esta...

Enemigos

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