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Luhandebió pedir a Irene instrucciones sobre cómo llegar hasta la habitación de Sehun, pues el segundo piso parecía más grande que el salón y tenía una complicada estructura: estaba dividido por varios pasillos largos y estrechos que separaban bloques de habitaciones. Numerosas puertas, todas ellas cerradas, daban sobre cada pasillo, pero no se oía ningún ruido que saliera de ninguna de ellas. Había pequeños trozos de cartón pegados a cada puerta, connombres escritos en ellos. Al menos eso fue lo que pensó Lu, que ignoraba lo que podían significar aquellos nombres. En Salem nadie se llamaba «Paloma Matutina», «Amapola de Tallo Largo» o «Annie la Comadreja». Luhan acabó por perderse en el laberinto de pasillos. Cuando por fin se rindió, llamó a la puerta en la que el cartoncillo rezaba: «Lizzie de Leadville».
Nada. Luhan volvió a dar unos golpecitos, pero siguió sin recibir respuesta.Llamó más fuerte y al fin oyó a alguien rezongando, pero la puerta permaneció cerrada.Luhan empujó un poco, sin esperanza de conseguir nada. Para su sorpresa, la puerta no estaba cerrada y se abrió con un chirrido.


Era una habitación pequeña pero decentemente amueblada, con una cama, una mesa y una silla, un armario y una cómoda con espejo. Vestidos de colores brillantes, zapatos y otras prendas que Luhan no pudo identificar de inmediato yacían esparcidos por el suelo, en la silla y junto al armario. La mujer que ocupaba el cuarto estaba dormida, casi totalmente oculta bajo un cobertor de un horrible color verde amarillento.


—Lamento molestarte —dijo Luhan en voz baja—, pero no logro encontrar la habitación de Sehun.

La joven se incorporó sobresaltada, al tiempo que lanzaba una airada exclamación que Luhan prefirió pasar por alto.

—¿Quién eres tú? —La muchacha miraba a Lu con unos ojos que apenas podía abrir.

—Soy el primo de Sehun. Quiero despertarlo, pero no logro encontrar su habitación.

—¿Qué hora es?

—Son casi las diez de la mañana.

—Te va a matar.

—No creo: prometió ayudarme a encontrar empleo.

—Sehun no se levantaría tan temprano ni para asistir al funeral de su madre, así que imagina si lo haría para ayudarte a buscar trabajo. Ahora, lárgate.

Lizzie de Leadville se volvió a tapar con las sábanas, pero Luhan no se movió. Todos aquellos comentarios críticos sobre el carácter de Sehun estaban comenzando a irritarle.

—No sé por qué todo el mundo está tan empeñado en convencerme de que sehun es un ser mezquino y desconsiderado. Lo cierto es que prometió ayudarme hoy y estoy seguro de que cumple sus promesas. ¿Vas a decirme dónde está su habitación o entro en la siguiente, y luego en otra, hasta que dé con él?

Lizzie volvió a asomar la cabeza con cara de pocos amigos.

—Estás hablando en serio, ¿verdad?

—Por supuesto. No puede ayudarme a encontrar un trabajo desde la cama, ¿no?

Lizzie hizo una mueca y luego se le escapó una sonrisa.

—Te equivocas. Claro que puede. Seguramente le encantaría... —La muchacha entornó los ojos y volvió a quedarse seria—. Olvídalo, en realidad no creo que lo hiciera contigo. Eso no.

Pero Lu no estaba interesado en los retorcidos pensamientos de Lizzie.

—Déjalo. Sigue durmiendo. Lo encontraré por mi cuenta.

—No, yo te llevo. —Lizzie se preparó para levantarse de la cama—. Pensándolo bien, esto es algo que no me puedo perder.

—No tienes por qué levantarte. Basta con que me digas dónde está la habitación de Sehun.

—Por mucho que te lo explicara, te acabarías perdiendo. —Lizzie se echó encima una bata de terciopelo de un estridente color rosa, que estaba un poco raída en algunas partes, y metió los pies en unas pantuflas de color naranja, igualmente chillonas. A Luhan no le quedó ninguna duda de que Lizzie realmente era daltónica—. Pero lo intentaré. La suite de Sehun está en la parte de atrás. Le gusta estar lejos del ruido. Tienes que doblar dos veces a la izquierda y luego a la derecha en cuanto subas las escaleras. Recuérdalo bien porque, si no sigues cualquiera, de esos pasos, te perderás en este maldito laberinto.

Luhan, en efecto, temía perderse de nuevo. En ese mismo momento ya se estaba preguntando si sería capaz de encontrar de nuevo el camino hasta las escaleras.

Lizzie vio sus dudas y se decidió a acompañarlo. Le fue llevando por el laberinto de pasillos, al tiempo que, encantada, llamaba a todas las puertas y anunciaba el inminente acontecimiento:—¡Este chico pretende sacar al jefe de la cama! ¡No te lo puedes perder!

Cuando llegaron ante la puerta de Sehun, les seguía una especie de bandada de pajarracos de colores brillantes, todos a medio despertar.

—Ahí está. —Lizzie señaló una puerta solitaria, la única aislada en aquel pasillo—. Adelante. Llama. Venga, golpea.

La presencia de todas aquellas chicas hizo que Luhan se pusiera un poco nervioso, y su inquietud aumentó al ver a Irene observándolo desde el otro extremo del corredor. Era evidente que todo el mundo esperaba una explosión de ira de su temido primo y nadie quería perdérsela. El muchacho sintió deseos de regresar a la casa de Bella y esperar a que Sehun fuera a buscarlo, pero decidió seguir adelante. Por mucho que le flojearan las piernas en ese momento, no era ninguna gallina, sino todo lo contrario. Además, en comparación con las cosas que había hecho en la última semana, entre otras fugarse de casa y viajar solo miles de kilómetros, despertar a Sehun era una nadería.

Luhan ( Libro 7- serie 7 novios)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora