El atrio de la iglesia parecía más lleno que el interior. Once jóvenes Choi esperaban nerviosamente en la puerta, seguros de que de alguna manera tenían la culpa de que las cosas estuvieran saliendo mal. El hijo mayor de JongHyun dio explicaciones a Sehun.
—El nunca salió de ese cuarto. Esperamos aquí tal como dijo papá, pero el nunca salió.
De pronto sonó tras él la voz de Ling.
—¿Es usted el Sehun Choi que se dice esposo de mi hijo?
—Por supuesto. —Sehun había contestado sin detenerse, pues iba directo al cuarto de Luhan—. ¿Cree que iría disfrazado de camarero francés si no lo fuera?
Sehun recorrió un corto pasillo, dobló a la derecha y entró en una estancia llena de cajas y papel de envolver. El velo de Lu estaban sobre la mesa, esperando a que se los pusiera. Su ropa de calle estaba cuidadosamente colgada en un armario abierto. En el suelo había naipes. Una sola carta, la jota de picas, estaba sobre la mesa.Luhan había desaparecido. Sehun se sintió aturdido por el miedo, pero hizo un esfuerzo para superarlo. Tenía que pensar. Tenía que entender qué le había ocurrido a su amado. Al principio pensó que el habría huido porque creía que él no lo amaba, pero aquella maravillosa criatura no lo habría abandonado sin decirle nada en un momento como aquel. Era impulsivo, sí, pero solo cuando se trataba de ayudar a otras personas. No, no se había fugado. Por alguna razón, había sido sacado de allí a la fuerza. Pero ¿por qué? ¿Por quién? De inmediato Sehun pensó en el capitán Borger. Ellos habían liberado a su tripulación y luego quemaron su barco... Pero Borger buscaría a Sehun, no a Luhan.
Ling, que le había seguido, se abrió paso a la fuerza hasta el cuarto de Luhan.
—¿Dónde está Luhan? —Sus ojos echaban llamas—. ¿Qué habéis hecho con el?
Sehun le miró con hostilidad y soltó un gruñido.
—Es un poco tarde para comenzar a preocuparse por su hijo. Tan pronto como lo encuentre y celebremos esta boda, tengo que decirle unas cuantas cosas a usted. Pero, hasta entonces, quítese de mi camino.
—¿Usted sabe dónde está Luhan? —Esta vez la pregunta la hizo una suave voz de mujer.
Sehun enseguida se dio cuenta de que esa mujer era la madre de Lu.
—No, y no voy a poder descubrirlo con tanta gente haciendo preguntas.
Irene también llegó al cuarto, aumentando la confusión. Al entrar, miró a su alrededor con expresión de asombro y desconcierto.
—Se fue —dijo Sehun—. Desapareció.
—¿Tienes alguna idea de lo que ha pasado?
—Pensé que pudo ser cosa del capitán de ese barco, pero luego lo descarté. Ese tipo vendría a por mí directamente. ¿Quién más podría odiar a Luhan?
Irene lo miró, muy seria.
—También puede ser alguien que quiera hacerte daño a ti...
Sehun dejó escapar un gemido.
—Entonces es sospechosa la mitad de la ciudad.
—¿Qué hacen estos instrumentos del demonio en el cuarto donde estaba mi hijo? —Ling señaló la baraja.
Sehun saltó, furioso.
—¿Es que no puede dejar de preocuparse por el pecado durante cinco minutos?
—Luhan estaba jugando a las cartas para calmar los nervios —dijo Irene.
—Pero no entiendo por qué están en el suelo. —Sehun había empezado a reflexionar en voz alta—. Todo lo demás está en perfecto orden.
Sehun e Irene se miraron a los ojos.
—¡Luhan hizo eso adrede! —Sehun apretó los puños—. Es un mensaje. Se supone que debe darnos una pista sobre su paradero.
Ling seguía a lo suyo.
—Solo un tonto miraría una baraja en busca de ayuda.
—Cállate. Deja pensar al señor.
Ling se quedó callado, seguramente conmocionado por la sorpresa. Sehun se dijo que debía ser la primera vez en su vida que su mujer le mandaba cerrar el pico.
Irene se pasaba la mano por el rostro, pensando casi con desesperación.
—¿Qué nos puede estar tratando de decir con la jota de picas?
—¡Mark Lee! —Sehun acababa de descubrir quién se había llevado a Luhan—. Ese tío no solo es un truhán de malos sentimientos, sino que tiene razones para odiarme, y para odiaros a ti y a Lu.
Sehun pasó junto al reverendo Ling y corrió hacia la iglesia. En cuanto llegó gritó a sus hermanos.
—Luhan ha sido secuestrado.
Los Choi se movilizaron de inmediato. Mientras llegaban hasta él, Sehun habló a los demás invitados.
—Quedaos aquí, amigos. Lo traeré de vuelta lo antes posible.
—¿Quién lo tiene? —preguntó White, que estaba sentado cerca.
—Mark Lee.
White puso un arma en la mano de Sehun.
—Toma, vas a necesitar esto.
Chanyeol fue el primero de los hermanos en llegar.
—¿Qué quieres que hagamos nosotros?
—Seguidme. Creo que sé adónde se lo ha llevado. Necesito que os aseguréis de que ese desgraciado no escape.
DongWook resopló.
—Me temo que estoy desarmado. Nunca pensé que podría necesitar un arma en la iglesia.
—Ninguno de nosotros está armado —dijo JongHyun.
De repente, doce o catorce invitados se pusieron de pie y les ofrecieronpistolas de distintos tipos y tamaños.
—¡Joder! —Los ojos de Minho brillaban de placer al aceptar una pistolita de cañón corto y una Colt de cañón largo—. Mi boda no fue ni la mitad de divertida que esta.
Con el rabillo del ojo, Sehun vio que JongHyun y Jinki se encargaban del padre de Luhan. Una preocupación menos. Cuando regresaran, seguramente ya lo tendrían domesticado. Sehun esperaba que Jun y Siwon pudieran convencer a los invitados de que esperasen. No le gustaría regresar a una iglesia vacía. Con esos pensamientos, salió corriendo del templo, seguido por los ojos de todo el mundo. Se encaminó directamente a uno de los coches que estaban esperando a los invitados para llevarlos a la recepción en el hotel.
—Al muelle de la calle Clay.
Minho y Chanyeol se subieron al coche detrás de Sehun. El primero le hizo un pequeño reproche.
—No nos vas a dejar atrás.
—Entonces tendréis que correr como corro yo. —Sehun tenía una mirada que jamás le habían visto sus hermanos. Nada podría detenerle.
—Tal vez seamos algo mayores, tal vez tengamos treinta y cinco años — dijo Minho—, pero montar a caballo todos los días nos mantiene en mejor forma que los jóvenes que se pasan el día echando barriga frente a una mesa de juego.
Chan miró a Sehun, sonriendo por la broma de su hermano.
—¿Adónde vamos?
—Creo que se lo ha llevado a los muelles. Lo único que puede hacer es tratar de ocultarlo en una cantina y luego montarlo en un barco. Ese idiota tiene que saber que si lo esconde en la ciudad la gente lo reconocerá. Me parece que sé a qué local ha podido llevarlo.
Los hermanos no hablaron mucho durante el viaje hasta el puerto. Sehun no dejaba de hacerse reproches. Se decía que, si se hubiese casado como debía la primera vez, eso nunca habría ocurrido. Habría vendido el local hacía mucho tiempo, esa desastrosa partida de cartas con Irene jamás habría tenido lugar y ahora estaría tratando de pensar cómo convencer a Luhan de que subiera a acostarse con él a media tarde. El coche se detuvo frente a una construcción de madera bastante anodina, que tenía un andén cubierto enfrente. La parte trasera del edificio daba al agua. Se bajaron de un salto. Chan interrogó a Sehun.
—¿Cómo es el interior?
—Abajo hay un gran salón de juego y están algunas de las oficinas. Las chicas tienen sus habitaciones arriba.
—Muy bien—A Chanyeol le brillaron maliciosamente los ojos.
—Yo miraré en las habitaciones —dijo Sehun—. Ocupaos de las oficinas y procurad que nadie me siga.
Todos entraron por la puerta como una tromba, pero casi ninguna de las personas que estaban en el salón se fijó en ellos. Sehun se fue directamente a donde estaba el cantinero.
—¿Mark Lee ha pasado por aquí hace poco?
—No lo he visto en todo el día.
El hombre le dio la espalda. Sehun se inclinó por encima de la barra, agarró al tipo del cuello y lo levantó del suelo. Luego le golpeó la cabeza contra la barra.
—Te lo preguntaré una vez más. ¿Mark Lee acaba de llegar aquí con un chico vestido con un traje de novio?
—Ahora que lo dices, creo que sí lo vi pasar.
—¿Por dónde se fue?
—No me fijé.
Sehun volvió a golpear la cabeza del cantinero contra la barra. Esta vez le hizo sangrar por la boca y por la nariz.
—Arriba —balbuceó el hombre, mientras luchaba por respirar.
—Este lugar tiene más vías de escape que una madriguera —le dijo Sehun a Minho—. Trata de cubrir cuantas puedas.
Sehun subió las escaleras de tres en tres. Luego comenzó a abrir las puertas de todas las habitaciones que veía. Detrás de él iba quedando una estela de mujeres histéricas y hombres iracundos. No se detuvo hasta que llegó a una puerta cerrada que estaba al fondo del pasillo. Sehun no vaciló: dio una brutal patada a la cerradura. La madera se astilló y la puerta se abrió de par en par. Tras ella apareció una estrecha escalera.Sehun bajó los dos tramos de escalones de un par de saltos. Daban a otra puerta cerrada. No tenía llave y cedió sin problemas. Daba a un cuarto que parecía un almacén. Sehun oyó ruidos de forcejeos que venían de abajo. Casi de inmediato encontró la trampilla y la abrió justo a tiempo para ver cómo se abría una puerta al fondo. La luz que entraba por ella recortaba la silueta de Mark Lee y de Luhan, en medio de un forcejeo.
—¡Luhan! —Sehun saltó como un tigre al interior del sótano—. ¡Te amo!
El joven dejó de forcejear por un momento, lo que Mark aprovechó para empujarlo hacia afuera y cerrar la puerta con llave detrás de él. Sehun cargó contra ella con violencia, pero esta puerta era mucho más fuerte que las otras y resistió el golpe.
Se oyó la voz de Luhan desde el otro lado.
—¿Qué decías?
—¡Que te amo! —Tras gritar esto propinó una enorme patada a la puerta, que resistió, pero Sehun notó que la madera comenzaba a ceder. Siguieron otras dos patadas. Aún aguantaba la maldita puerta, y el novio podía acabar cojo, y por tanto incapacitado para una persecución. Por eso cargó con el hombro. La puerta se abrió y él cayó al suelo, quedando casi al borde del agua.Sehun se puso de pie rápidamente y alcanzó a ver a Mark y a Luhan cerca de una barca, Mark tenía una pistola apuntando a la cabeza de Lu. Se dirigió a Sehun con voz sorda.
—No te acerques más.
—Será mejor que te rindas —dijo Sehun—. No vas a ir a ninguna parte y si le tocas un solo pelo de la cabeza te mataré.
—Tengo un arma.
—Y yo tengo dos. —Sehun se sacó las pistolas de los bolsillos y empezó a avanzar hacia Luhan—. Suéltalo.
—Quédate donde estás.
—Ríndete, Mark. —Seguía aproximándose, implacable—. No tienes salida.
—Déjamelo a mí. —Minho había salido por el ala izquierda del edificio.
—Yo soy el mejor tirador de la familia. —Chanyeol se aproximaba desde el otro lado—. Lo mataré en cuanto me des la señal.
Al encontrarse frente a tres hombres armados y con todas las salidas por tierra bloqueadas, Mark abrió los ojos con terror y comenzó a arrastrar a Luhan hacia un bote que estaba amarrado en la playa. Pero no podía controlar al secuestrado y mantener la pistola en su sitio al mismo tiempo. Sehun ya casi estaba junto a ellos.
—Vamos, Mark. Yo siempre he admirado un buen farol, pero te estás enfrentando a una mano invencible. A veces eres un jugador imprudente, pero nunca has sido un estúpido.
—Sube a la barca —le dijo Mark a Luhan—. Sube o le dispararé a él.
Sehun siguió avanzando, ahora con pasos más cortos. Sonó una voz por encima de ellos.
—No te molestes. Todavía soy capaz de meter una bala por un anillo lanzado al aire. Así que supongo que soy suficientemente bueno para acertar a la espalda de un cobarde.
Era DongWook. Estaba sobre el muelle, a unos tres metros por encima de las cabezas de los demás.Mark dio media vuelta y soltó a Luhan. El trató de salir corriendo, pero se cayó al suelo. Mark se volvió, aterrado al verse expuesto a los cañones de cuatro armas. Una furia ciega brillaba en sus ojos y de pronto, con gesto enloquecido, apuntó su pistola hacia Luhan. Una descarga llenó el aire. Mark Lee cayó al suelo con el cuerpo lleno de balas , Sehun, Minho, Chanyeol y DongWook vaciaron sus armas. Luhan hablaba a Sehun, ansioso aún, mientras volvían a la iglesia.
—Entró en el cuarto justo después de que salieran Irene y los demás. Estaba jugando a las cartas para calmar los nervios, pero no me dio tiempo a nada. Había repartido la primera carta cuando me sorprendió.
—La jota de picas.
—No sabía qué hacer. Nadie oiría mis gritos porque el órgano ya lo estaba atronando todo. Tiré las otras cartas al suelo con la esperanza de que relacionaseis los naipes con Mark.
—Eso es inteligencia. Y también fue buena idea resistirte de esa manera. Pero me temo que se ensució tu ropa.
—No me importa eso siempre y cuando hablases en serio cuando me dijiste lo que me dijiste.
—¿Te refieres a cuando te grité que te amo?
Luhan sonrió con timidez.
—Sí, a eso me refiero.
—Cada palabra era absolutamente seria. No sé si antes estaba loco o era un imbécil, pero hace mucho que tenía que haberme dado cuenta.
—¿Estás seguro? Es decir, ¿estás realmente seguro al cien por cien?
—Tal vez esto me ayude a convencerte.
Cuando Luhan salió del abrazo de Sehun, con el traje ligeramente más arrugado, suspiró y se recostó contra los cojines del asiento del coche.
—Tendremos que cancelar la boda. He arruinado mi ropa.
Sehun sintió que el pánico lo invadía. Después de haber llegado tan lejos, no podían echarse atrás por nada del mundo.
—Nadie lo notará.
—Claro que lo notarán. —Luhan señaló una mancha enorme—. Además, me imagino que todo el mundo se debe de haber marchado ya.
Con un terrible sentimiento de desazón, Sehun se dio cuenta de que iba a tener que compartir con Luhan el secreto que esperaba llevarse a la tumba. Si dejaba que la boda se cancelara ahora, sería muy difícil organizar otra sin contarle a todo el mundo lo que había hecho. Quizá Lu no lo matara, pero sabía que sus hermanos lo harían sin duda alguna. Al final, de la manera másinesperada, estaba a punto de averiguar hasta qué punto lo amaba. Sehun tragó saliva y empezó a hablar.
—Tengo una confesión que hacerte. Por favor no digas nada hasta que termine.
—¿Tan terrible es?
—Peor. No estamos casados.
—¿Cómo?
—No estamos casados. Le pedí a Windy Dumbarton que realizara la ceremonia y llenara todos los papeles, pero que no los registrara. No creía que quisieras permanecer mucho tiempo casado con un jugador... Estaba seguro de que, al cabo de unos pocos días, cambiarías de opinión. Si el matrimonio no tenía validez legal, lo único que tendríamos que hacer era fingir que nunca había ocurrido nada. —Sehun bajó la cabeza. Se imaginaba que querríaabofetearlo o estrangularlo, y lo tendría merecido. No lo había mirado a los ojos mientras hacía esa confesión—. Pero enseguida me di cuenta de que era una idiotez, un truco infame... Traté de mantenerte alejado de mí, pero empezaste a hablar de hacer un hijo... y no pude contenerme. Traté de encontrar a Windy, pero no hallé. Lo busqué por todas partes y hasta contraté a un detective privado. He estado en lugares que espero no volver a ver, pero ese maldito fulano ha desaparecido de la faz de la tierra. No sabes lo avergonzado que estoy por lo que hice. Mi acción imperdonable me ha estado volviendo loco. Entendería perfectamente que no quisieras volver a hablarme. Pero yo te amo. Si me dejaras ahora, te seguiría a todas partes por el resto de mi vida.
Hubo un silencio. Sehun levantó los ojos y Luhan le lanzó una mirada extraña.El angustiado novio siguió hablando.
—Daría un lamentable espectáculo esperándote en la puerta, merodeando por tu casa, siguiendo el coche en el que fueras, acechando el lugar donde trabajaras. Te sentirías avergonzado. Eso también afectaría a mi familia. Probablemente comenzaría a beber.
Luhan no dijo nada, pero debía de estar realmente furioso porque temblaba.
—Además, no sé cómo explicar el asunto a tu padre y a Ezequías. Creo que lo más probable es que me maten antes de que logre terminar de contárselo.
Luhan soltó una carcajada.
Sehun estaba confundido, aliviado y ligeramente irritado.
—No es gracioso, estuve a punto de volverme loco buscando a ese maldito Windy, preocupado por si averiguabas la verdad y nunca me volvías a dirigir la palabra. Me devané los sesos días y días buscando una excusa para proponerte una segunda boda sin decirte la verdad.
Luhan dejó de reírse.
—¿De verdad quieres casarte conmigo otra vez?
—Claro que quiero. ¿Crees que me habría tomado tantos desvelos si no quisiera hacerlo? Esta vez, cuando hagamos todas esas promesas, quiero hacerlas de verdad.
—No tienes que hacerlo otra vez si no quieres. Sí estamos casados.
—No, no lo estamos. Te lo acabo de explicar.
—Windy me dio los papeles del matrimonio a mí. Dijo que iba a emigrar a Australia y tenía que entregárselos a alguien. Debió de escuchar a su conciencia, decidió no hacerte caso y registró todos los documentos antes de marcharse. Tengo el certificado de matrimonio debidamente firmado y sellado.
Sehun se quedó sin aire. Había estado a punto de volverse loco por nada. Al final, resultaba que sí estaba casado. Luhan no iba a dejarlo. Su familia no iba a repudiarlo. Saldría vivo de aquel endemoniado lío. Irene siempre decía que Sehun tenía mucha suerte. Luhan lo miró con ojos ardientes.
—Yo también tengo una confesión que hacerte. Debí decírtelo antes, pero no sabía cómo te lo tomarías.
A Sehun nunca le habían gustado las confesiones. Normalmente, eran preludio de desgracias.
—Vamos a tener un bebé.
El extahúr volvió a quedarse sin aire.
—Te refieres a que... todas esas veces que nosotros... ¿Estás seguro?
Luhan asintió con la cabeza. Una idea súbita cruzó por la cabeza de Sehun y sintió que su estómago daba otro de aquellos horribles saltos.
—¿No habrás decidido quedarte conmigo solo por el bebé? Aunque no fueras a tener un bebé, no querrías divorciarte, ¿verdad?
—Nunca he querido dejarte, por ninguna razón. Solo tenía miedo de que te enamoraras de alguien mas, alguien a quien pudieras amar de verdad. Ya sé que lo hicimos todo mal, pero no lo lamentas, ¿verdad?
—No. Estar enamorado es maravilloso. Lo que es un infierno es el camino que lleva a descubrirlo.
Para sorpresa de la joven pareja, los invitados todavía estaban en la iglesia cuando los novios regresaron. Por lo visto, nadie había querido perderse el final de una tarde tan extraña. Era la primera vez que secuestraban de aquella manera a un novio en San Francisco.Se repitió el desfile, que fue igual que la primera vez, salvo por unos cuantos cambios. Esta vez el primer banco de la parte asignada a Luhan estaba ocupado por la madre y los hermanos de Lu. La madre, como era natural, lloraba. Los hermanos parecían incómodos.Alguien consiguió más pétalos de rosa y las niñas estaban encantadas, esparciéndolos. Luhan entró a tiempo y once apuestos jóvenes Choi llevaban le acompañaban de forma impecable. Luhan fue entregada en el altar por su padre, a quien más tarde, cuando aceptó su segunda copa de champán en la suntuosa recepción que tuvo lugar en el hotel Palace, se le oyó decir que, en general, en Salem lograban hacer estas cosas sin tantas complicaciones. El novio iba muy elegante. El traje de Luhan estaba arreglado algo manchado de polvo y barro, Taemin dijo que si pudo confeccionarse ropa en una expedición podía arreglar un traje de novio. A pesar de los inesperados contratiempos, Sehun parecía estar en el nirvana. Sin embargo, de vez en cuando ponía mala cara y comenzaba a rezongar algo sobre naufragios de buques quese dirigían a Australia... Uno de los invitados le preguntó a Luhan si su marido tenía algo contra los australianos.
Luhan dijo que detestaba los canguros y se echó a reír.