Capítulo 4: Rechazos

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Capítulo 4: Rechazos.
Octubre 24, 2020.
Katherine.

—Perfecto, entonces, iré por mi bolso para irme.—La chica sonríe animada y asiente.

En efecto tuve que entrevistar a varias personas interesadas en el cuidado de mi madre, porque a pesar de que quisiera hacerlo todo, no puedo, y necesito ayudarla cuando no esté en casa. Finalmente, tras dos mujeres, Sarahí es quien se quedó con el trabajo. Es una chica, bueno, una mujer de mi edad que estudió especialmente casos como el de mi madre.

—Srta. Katherine, ¿hoy también se quedará hasta tarde?

Suspiro.—Eh, sí, Sarahí, lo lamento mucho.

—No pasa nada, no se preocupe.—Sonríe, es muy dulce, risueña y activa, creo que a mamá le puede ayudar mucho más que yo, pues siempre estoy cansada y aunque sé que intento ocultarlo, mamá se da cuenta. Limpio lo poco que ensucié para desayunar y voy a la recámara de mi madre.

—Tengo que irme, Sarahí ya está aquí.—Suspira sentada en la orilla de la cama.—¿Que sucede? ¿No te agrada? Puedo llamar a la agencia y...

Niega.—No, para nada, de hecho me agrada mucho, cuenta muy buenas historias, pero te dije que no necesito que le pagues a alguien por cuidarme, yo puedo sola.

—No, no puedes, estás enferma, tus articulaciones ya no dan para más, no quiero arriesgarme a que te suceda algo y yo no tenga ni idea de ello. Te has caído muchas veces, mírate los moretones en sus piernas, no puedes sola.—trato de mantener mis lágrimas lejos.

—Está bien, cariño, está bien.—Peina mi cabello y besa mi mejilla.

—Llegaré tarde hoy, no me esperes despierta, trabajaré hasta tarde. Te amo.

—También te amo, mi niñita, ahora vete para que la chica pueda ayudarme a peinar.—Sonríe y decido irme.

Finalmente hoy era el día donde podía librarme de Reese Waldorf, puesto que dos posibles secretarias harán pruebas para el puesto y si él decide quedarse con alguna, me iré. Lo que sí me pone tensa es que si eso sucede ya no tendré ambos salarios.

—Buenos días, ¿estás emocionada?

—Por supuesto que sí.—dibujo con mucho esfuerzo una sonrisa en mi rostro ante la pregunta de Derek.

—¿Entonces Reese no tiene ni idea de que esto va a pasar?

Niego.—Ya rechazó dos hojas de vida antes, no quiero que lo rechace otra vez.

—Te tendré solo para mí, entonces.

Río.—Exacto, seré solo tuya.

El hombre sonríe y sus mejillas se tiñen de rosa.—Que sexy.

Iba a responderle pero Alex y Charlotte, las dos posibles secretarias entran al piso acompañada de el jefe de recursos humanos.

—Hola, super poderosa, te traigo tu encargo.—señala a las dos lindas mujeres, una con mucha experiencia en el ámbito con 20 años de trayectoria y la otra una con a penas unos años pero con un hambre de ganar, era competitiva y seria.

—Me mucho gusto conocerlas finalmente, chicas.—mientras que Charlotte sonríe, Alex solo asiente.

Uy.

Ojalá la elija a ella, son tan similares, cual de los dos más antipático.

—El Señor Waldorf no debería tardar, pueden tomar asiento en el escritorio, iré con el otro señor Waldorf.

—Entonces, Derek, tienes la conferencia de prensa para aclarar lo del accidente a las 9:00, y el almuerzo con tus padres a las 12:30.

Salgo luego de recitarle todo su horario del día a Derek y trago grueso al encontrarme con Reese saliendo del elevador con su vista clavada en su teléfono.

Peligroso para míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora