Capítulo 34: Silencio

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Capítulo 34: Silencio.
Enero 8, 2021.
Katherine.

El departamento de Reese estaba siempre en completo silencio, no se escucha ningún sonido, bueno, excepto los del exterior y apenas eran reconocibles o molestos pero para ser la ciudad, es bastante callado. Y me encanta el que no haya nada más que mis propios pensamientos a mi alrededor.

La culpa no me dejaba estar tranquila, los ojos heridos de Reese me quitan el sueño y el resentimiento por su familia y él no puede aumentar más su tamaño. Quizás no fue su culpa, quizás no tuvieron nada que ver y la única culpable soy yo por perder mi norte, quizás estoy tratando de ignorar el hecho de que ellos quieren ayudarme. Pero no puedo evitarlo, no puedo dejar de pensar en todas las posibilidades en las que Reese no estuviera en mi vida y si eso haría una diferencia.

Quizás ella estuviera viva.

O Quizá yo no me sentiría tan mal.

No fue su culpa, lo sabes.

Fue tuya.

Y ese simple pensamiento me tiene llorando otra vez por horas, hasta que él se despierta. Lo observo caminar mientras se pone una camisa, no me mira, aún cuando estoy en su sala, sentada en su sillón carísimo.

Ese pensamiento me hizo reaccionar y de un solo movimiento bajo mis sábanas al suelo.

Estoy ensuciando su sillón.

Me arrastro hasta estar sentada en el suelo y mi espalda recostada en el sillón, a penas un poco. Me abrazo a mi misma y trato de no sufrir de náuseas por los diferentes olores del desayuno que Reese prepara.

Varios minutos después lo oigo acercarse así que a penas alzo mi cabeza. Una de sus manos trae una taza y un plato, que los deja sobre la pequeña mesa de centro antes de levantar todas las cosas que tiré al suelo hace algunos minutos y las pone de vuelta en el sillón carísimo. Luego extiende una de sus manos y me observa.

Trato de descifrarlo, trato de entender como puede siquiera mirarme cuando he sido una mierda con él. Rechazo su ayuda y me subo al sillón.

—Es tuyo, úsalo.—solo susurra y su voz sale profunda y sin ánimos, casi sarcástica. Me tiende la comida y el chocolate, que a penas era la mitad de la taza. No dice nada más y no vuelve a mirarme, ni siquiera cuando está al otro lado de la sala, desayunando mientras usa su tablet.

No me deja sola un solo momento, esperando que coma toda la comida de mi plato y beba el chocolate. Y aunque me cuesta una barbaridad, consigo comer más de la mitad, así que cuando aparto el plato, él lo toma y se encarga de lavarlo.

Más tarde, casi al anochecer, se acerca y pone un kit completo de aseo personal frente a mí, en completo silencio y luego se va. Toallas, jabón, cepillo de dientes, shampoo, acondicionador, una cepillo de cabello, una pasta de dientes y un pequeño frasco que imagino es perfume.

¿Cuando fue la última vez que tomé un baño?

Tras pensarlo un poco, en donde concluyo que hace mucho tiempo y que ya no puedo recordarlo, aunque siéndome completamente sincera, no recuerdo mucho de este último tiempo. Solo oscuridad y mis propias sollozos. Y las pesadillas.

Sigo a Reese hasta el baño antes de perderme. Él termina de preparar la bañera, toca el agua para asegurarse de que esté en la temperatura correcta y me observa. Esperando a que tome la decisión y cuando lo hago, me deshago de las cobijas que me cubren y él las toma en sus manos. Una vez estoy vistiendo solo una de sus camisetas y ropa interior, se da la vuelta, esperando a que también me deshaga de esas prendas.

Peligroso para míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora