Capítulo 33: Cruel

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Capítulo 33: Cruel.
Enero 7, 2021.
Reese.

El silencio perturba mi mente, hay dolor en sus ojos pero aún así es inevitable apartar los ojos del otro. Ella sabía que yo la amo, estoy seguro. No es algo que puedas ocultar, ella sabe que estoy enamorado de ella como un imbécil. Sabe que no puedo dejarla aquí porque eso la mataría, literalmente, y yo no podría superarlo. Y no puedo permitirlo.

Kate aparta los ojos de los míos, sus lágrimas salen desoladas y se abraza a ella misma. Como si decirlo le lastimara.

Me acerco y siento a la orilla de la cama, a su lado. Levanto mi mano y la acerco a su mejilla pero ella se esconde, alejándose de mí. Y me duele, me nubla los ojos con lágrimas, me hace doler el pecho.

—Vete por favor.—ruega.

—No puedo, no quiero y no voy a hacerlo.—mi voz se rompe.

—Por favor, vete, Reese.

—Yo te amo, Katherine, te amo y no puedo abandonarte.

—Cállate.

—Te amo y no quiero verte así.

No puedo parar de decirlo. Se siente liberador decirlo y soy egoísta pero no puedo detenerlo.

—No. No, cállate.

—No puedo. Yo te amo, maldita sea.

—¡Que te calles! ¡Deja de decirlo!—grita y me empuja, esta vez agarrándome desprevenido, por lo que logra hacerme caer al suelo.—¡Cállate, cállate!

Sigue gritando, con las mejillas llenas de lágrimas y jadeando por el esfuerzo.

Me levanto rápidamente y ella se quita las sábanas y me imita, se levanta y sigue empujando. Golpeando mi pecho con golpes débiles pero llenos de rabia y dolor. Hasta dejarme contra el vidrio frío de su ventana y continúa sacando su rabia contra mí.

—¡Déjame en paz! ¡Déjame sola!

Sigue golpeándome por algunos segundos antes de detenerse y observo su rostro, pálido y respira con demasiada rapidez. Una de sus manos se apoya en mi pecho y trata de recuperar el aliento pero su cuerpo está débil, deshidratado, muerto de hambre y sin fuerza alguna que lo preparara para su arrebato. Así que tras dos segundos de su intento por recuperarse cae desmayada en mi pecho.

༄࿐

Al día siguiente, tomo una ducha rápida y visto bastante relajado antes de recibir a mamá que como de costumbre, sonríe con amor y besa mi mejilla. Viene acompañada de papá y un amigo de ellos que también es doctor.

—Un gusto, Freddie. Adelante, pasen.

—¿Cómo estás, cariño?

—Preocupado.

—Ya estamos aquí y vamos a asegurarnos de que ella esté bien.—le sonrío, agradecido.


—Iré a despertarla.

—Esperaremos aquí.

—Perfecto pero puede que no esté muy abierta a ser tratada.

—Nos encargaremos de ello.—asegura mamá, imagino que tratando de calmarme.

Asiento y voy a mi habitación. Mis manos tiemblan y tengo el corazón a mil, necesito saber que va a estar bien, al menos físicamente.

—Kate...—susurro una vez estoy sentado a la orilla de mi cama. Acerco mi mano a su rostro y aparto los pocos cabellos que se pegan a su piel.—Katherine.

Peligroso para míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora