5 | I Guess Im Floating

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Draken

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Draken

Lyra llenó de besos mi rostro repetidamente y mi cara estaba arrugada con los ojos cerrados. Hoy era el viaje a la playa, un fin de semana sin ellas.

—Como me entere de que hayas hecho tonterías, te la vas a cargar—susurró en mi oído antes de separarse.

Ya había hecho ciertas cosas cuando me dejaban solo.

Vega se despidió de un abrazo y se fueron, en cuestión de minutos me aburrí.

Tenía una sensación rara, quería hacer algo pero no tenía ganas para hacerlas. Intenté escuchar música, ver alguna película o serie, jugar con Mushu e incluso hacer alguna tarea de la casa pero al final acabé bocarriba del sofá aburriéndome aún más.

Estaba anocheciendo y se me ocurrió una idea, probablemente me llevaría una bronca pero merecería la pena.

Me preparé rápidamente, cuando me abroché la camiseta, sentí ya no era consciente de mis acciones, fluía todo que ya perdí el control, tras un beso a mi cachorro, salí.

La calle estaba tranquila, gente paseando, niños correteando y adultos yendo con prisas. Yo fui sin prisas, con las manos metidas en los bolsillos y mis cascos. Me quedé tan absorto en las canciones que ya llegué al lugar.

La discoteca.

Estaba frente al lugar, haciendo algo de cola mirando al resto de las personas, todas iban muy arregladas, acompañadas de más personas y con más energía que yo. A mi me dio igual sinceramente, lo único que quería era emborracharme.

Y eso hice, tras dos horas allí dentro. La música retumbaba en mis oídos y hubo un par de mujeres que intentaron ligar conmigo.

—Hola guapo—se acercó una mujer, probablemente de 25 años, con cabello largo y piel algo oscura. Tenía una sonrisa rara y las uñas largas.

Me tocó el brazo e inmediatamente me incomodé.

—Señora, soy gay—hablé firme y con eso puso una cara de asco, largándose.

Los camareros me miraban con algo de pena y yo seguí en mi mundo. Tenía en mente un ritmo de una canción, mis dedos se movían al ritmo de esa melodía. Era nostálgica, ruidosa de fondo y se podría añadir que asfixiante también.

Podría representar mi situación actual.
La gente está de fondo, siendo ruidosos pero yo estoy centrado en el ritmo, pasando el segundo plano esas voces. Ahí es cuando te das cuenta de que estás viviendo tu propio mundo.

Una hora más tarde y el alcohol ya me hizo efecto, comencé a disociarme. Me levanté dispuesto a irme pero me topé con el que fue mi mejor amigo; Alex.

—¡Alex!—sonreí.

Él se dio la vuelta y cruzamos las miradas, inconscientemente sonrió.

—¡Draken!—se acercó lo más rápido que pudo.

Sueños blancosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora