20 | Peace Piece

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Draken

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Draken

—Te sabes muchos cuentos, ¿no?—ladeó su rostro.

—Si, mi padre me los contaba de pequeño—sonreí nostálgico.

—¿Y cuál es tu favorito?

—La flor verde.

—¿Me la puedes contar?

—Claro, ponte cómodo.

Luka se acomodó en la cama, apoyando su cabeza en mi pecho, y abrazándome. Yo solo puede sonreír con cariño mientras que en mis ojos se veía un brilla que solo Luka podía sacar.

—Érase una vez una flor verde delicada en el jardín de una familia. Estaba en la parte delantera de la casa, en donde las personas pasaban y pasaban. Era un día en donde el amarillento sol brillaba por lo alto. La flor siempre creció siendo diferente por su color verdoso, las demás eran rosas, rojas, azules, amarillas y muchas más pero ninguna era verde como ella. Siempre estuvo en un esquina del césped, siendo algo solitaria.
»Un día lluvioso en donde el cielo era tan gris que comenzaba a parecerse negro. Las gotas de agua bajaban con intensidad.
»Un humano corría, en busca de un refugio. Huyendo de la lluvia, se encontró con la casita, en donde observó por un momento el jardín. La flor verde destacó en su vista, susurrando que es muy bonita pero la flor no le hizo caso, creyendo que era mentira. El humano le hizo una foto y se la mostró. La pobre flor verde estaba débil por falta de agua.
»Las otras flores siempre la habían llamado rara pero ese humano decía lo contrario, viendo algo en ella.
»La flor murió por exceso de agua y sin saber si llegó a ser suficiente.

Nada más acabar, hubo unos segundos de silencio, reflexionando y luego añadí:

—Mi conclusión es que todos somos diferentes a nuestra manera y los finales, lamentablemente, no todos son felices.

Nada más terminar de contarlo, miré a Luka quién le observaba de manera atónita.

—Te la sabes de memoria, eh—sonrió a medias.

—Es mi favorito.

—¿Por qué crees que los finales felices no existen?—ladeó su cabeza, algo curioso.

—Probablemente porque nuestro final es la muerte. Es nuestro punto final.

—Por algo existen los cuentos, ¿no? Para poner finales felices inexistentes.

—Aún así,— me acerqué a su rostro— los finales tristes deben existir para comprender como es la realidad.

—¿Cuál era el propósito de tu padre?

—Protegerme de las personas crueles—murmuré con la mirada un tanto perdida, recordándolo.

—Tu padre era buen hombre—murmuró.

— Era mi persona favorita y se fue—comenté con la mirada aún más perdida, pronto era su cumpleaños.

—Piensa que es una estrella y que está cuidándote desde un lugar más seguro.

—Sin mi madre cerca.

—Sin tu madre cerca—afirmó.

—Gracias.

—¿Por qué?

—Por ser tan cansino— y Luka sonrió.

Dale a la estrella <3

Sueños blancosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora