7 | I wanna be yours II

7 2 0
                                    

Apenas pude estar tranquilo desde la visita de ayer

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Apenas pude estar tranquilo desde la visita de ayer.

Llamé a Lyra y hablé con ella, me reprochó que me emborrachara y volvió a preguntarme si estaba bien.

Seguía sentado en el sofá con el perro corriendo de un lado a otro, llevaba una camiseta básica y un pantalón largo y cómodo. Recién me había tomado la pastilla de la alergia. Con la pierna subiendo y bajando de manera frenética, miraba la puerta de la entrada que estaba al final del pasillo.

—Draken, es hora de nadar. El agua está por ahogarte si no haces algo.

Acepté hablar con él, arreglar lo que sea que tuvimos.

Esta mañana me topé con él al subir por las escaleras y le dije que viniese en cuánto pudiera. Ojalá haber especificado la hora porque esto me está matando de los nervios.

Fumaría pero odio el olor a tabaco, volvería a beber pero no tengo alcohol, escucharía música pero mi cerebro está en otra parte, vería algo en la televisión pero no estaría centrado. Necesitaba que viniera ya.

Dos horas pasó y al final me puse a ver una serie rara que estaban poniendo en la tele pero la ansiedad me seguía consumiendo, comenzó a dolerme el corazón y tener malestar en el estómago. Intente no descontrolar mi respiración pero cada vez era más difícil.

El timbre al fin sonó y por un momento sentí que los latidos pararon.

Atravesando el pasillo sentí como mis manos sudaban cada vez, los pequeños jadeos que iba teniendo y los latidos que iba cada vez más rápido, toque el pomo y abrí la puerta.

Un último aliento me robó.

Joder, que guapo.

Llevaba una camisa suelta junto a unos vaqueros desgastados y un bolso colgando del hombro. Eran obvio sus ojeras y el agotamiento que tenía encima.

—Vengo de trabajar, hablemos.

—Claro, adelante.

Nos sentamos y por el momento solo hubo silencio, uno muy incómodo. Sus manos se frotaban entre sí, miraba de un lado a otro menos a mí. Hasta que habló.

—Draken...—me miró.

Una sensación de calidez nació en mi.

—¿Si?

—Respecto al último año de curso...¿qué nos pasó?

Intenté saberlo pero no hubo manera, no lo sabía, simplemente pasó.

—No lo sé.

—¿Por qué me pegaste?

Fruncí el ceño, rencoroso.

—¿Por qué me humillaste?

—Empezaste tú, golpeándome.

Me estaba comenzando a cabrear.

—Bueno, tu me estabas acosando—mi tono continuó siendo serio.

—Quería explicaciones y tú huías de mí.

—Si huía de ti era porque no quería saber nada de ti—torcí los labios.

Aquello lo alteró haciendo que se levantará, por instinto yo también.

—¿Qué no querías saber nada de mí?—se acercó a mí—Lo raro es que el día anterior nos estábamos comiendo la boca hasta que la bruja de tu madre entró.

Con ambas en su pecho le empujé bruscamente.

—No tienes derecho a decirle eso—le señalé con un dedo.

—¿O qué? ¿Volverá a apartarme de ti? Joder, Draken. Nos gustábamos y ¡hasta nos besamos! Pero huiste como un jodido cobarde.

Hubo tensión entre nuestras miradas, no pude reprocharle nada porque tenía razón pero yo no se la iba a dar. Accidentalmente mis ojos acabaron en su boca y suspiré, necesitaba volver a saborearla.

Con una última mirada en sus ojos, le cogí de la nuca y estampé mis labios junto a los suyos.

Su primera reacción fue el gemir y la segunda colocar sus manos en mi cintura. A pasos ciegos, su espalda golpeó con la pared.

El beso era tosco, agresivo e incluso caliente, las lenguas chocaron con desesperación, nuestras pelvis no se quedaron atrás. Las manos apretaron en mi trasero y joder, como lo echaba de menos. Los chasquidos y jadeos era lo único que captaba oír.

Pero, espera no no, esto estaba mal.

Me separé de él bruscamente, me miró confuso y al mismo tiempo caliente, tenía los labios hinchados y las pupilas dilatadas.

—¿Q-qué...?

—Esto no está bien.

—Joder, Draken. No me dejes caliente—se acercó a mí, desesperado.

—Lárgate—no me atrevía a mirarle.

Frenó bruscamente y suspiró. Supongo que lo veía venir.

—Está bien, cuando quieras...Hablamos, de verdad.

—Si..

Le vi salir, irse de aquí.

Anhelaba volver a ser suyo pero no podía, no así.

Dale a la estrella <3

Sueños blancosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora