Capítulo 27: Siempre serás.
Idris
Ojos miel, canciones sin terminar, miradas sin final y un destino que no estaba sellado como pensé.
Tristán me observaba como si fuera un fantasma, algo intangible, algo que si tocas se desvanece en segundos, algo que no pensó volver a encontrar.
Yo pasé de sus ojos al resto de su cara, se veía más maduro, más fuerte, más amenazante. Intenté buscar una pizca del Tristán que yo conocí, pero no hubo nada, sus ojos eran fríos y su rostro estaba tenso.
Pero algo nunca cambiaría, por muy fríos, por muy duros, seguían siendo color miel, seguían teniendo un brillito oculto. Sabía que él estaba tratando de analizar los míos, mi postura, mis manos, estaba entrenado para eso, su uniforme lo decía.
"Agente del FBI" estaba entrenando para analizarme, por eso estaba aquí. Bloquee todos mis sentimientos y recordé que no era la chica que se había enamorado de él, era la jefa de una organización, era la responsable de muchas vidas.
-Idris Duvessa - dijo con voz más ronca, su voz era más ronca de lo que recordaba, pero también era más profunda a comparación con la que entró - al menos ya sé tu nombre - me revolvió el estómago que su primera frase, fuera esa.
Yo era una sospechosa, él un agente, me dije una y otra vez.
-Lamento decepcionarte - me incliné sobre la mesa - pero ese ya no es mi nombre - él intentó ver si mentía.
-Mientes- no lo hacía, había borrado todo registro de Idris o Manuel Duvessa hace años.
-Tus jefes estarán decepcionados de tu desempeño - le dije ignorando la sensación de mi estómago y garganta, la cual estaba seca.
Él se levantó de la silla donde estaba sentado, y caminó a la mía. Levanté el rostro, el plan era que nadie lo viera, pero no lo bajaría ante él, ante nadie.
Su mano derecha tomó el costado de mi silla, la giró quedando frente a él, se inclinó y nuestros rostros quedaron a centímetros de distancia, mi garganta ya seca se contrajo.
-¿Quién eres? - pregunto nuevamente mirándome fijamente. Casi caí por un poso negro, pero logre mantenerme firme
-Dime tú, ¿Qué crees que soy? - no le pregunté quién, le pregunté que.
Él pareció entenderlo.
-¿Una amenaza? ¿Una espía? ¿Una infiltrada? - pensé que era más inteligente, gire los ojos y alejé el rostro.
-Abogado -dije sencillamente, pero su dedo rozó mi cuello, ¿Qué estaba haciendo?
-Cuando te metiste aquí a robar o matar perdiste ese derecho - lo mire de nuevo y note que estaba más cerca.
-Me estás negando un derecho, he de informarte que no he renunciado a él en ningún momento y no pienso hablar hasta que llegue mi abogado - sus ojos brillaron de ira.
-Idris, o como te llames ahora- dijo acercándose más - No soy él de antes, mi paciencia se acaba rápido- susurro en mi oído.
Iba a decir algo, pero el sonido de la puerta me interrumpió, no gire, ya sabía quién era, Tristán sí lo hizo y se separó de mí rápidamente.
-¿Quién eres tú? - preguntó bruscamente y eso haría enojar al hombre al que le hablaba.
-Suéltala- la voz de Sage era amenazante, de esa que tanto me gustaba- si no quieres que te rompa la cara por solo respirar cerca de ella.
Cada día me encantaba más ese hombre, lo juro, pero no era el momento de pensar esas cosas.
Me giré para ver a Tristán acercarse a Sage, los dos tenían los hombros tensos, eran casi de la misma estatura, Sage más musculoso, pero a diferencia de Manuel aquí no había uno más débil mentalmente, y eso me asustó por un momento.
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El secreto de Idris y Tristán
RandomIdris tiene muchos problemas y cada vez que uno parece ser resuelto otro sale a la luz. Ella es Fuego ardiente y eso parece ser su única constante