Capítulo 14: El desayuno

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Capítulo 14: El desayuno.

En un segundo sentí un dolor punzante en mi estómago y al otro estaba en el suelo.

Con una bestia encima que aprisionaba mis manos, su respiración estaba acelerada y ahora tenía un rasguño en la frente gracias a mí.

Tengo que admitir que además de las peleas con Manuel ninguna me había costado tanto como esta.

Aunque podría decir también que la sorpresa en sus ojos grises cada vez que lograba golpearlo era para gozar.

Sentí mucha presión así que subí mis piernas hasta su cadera para poder empujarlo, lo que fue extremadamente difícil, por su tamaño y fuerza.

¿Que tanto ejercicio hizo para estar asi?

Pero lo logre, y me puse de pie justo a tiempo para esquivar uno de sus golpes.

Y poder lanzarle uno que esquivó por poco, en eso logro tomarme por la cintura y levantarme, para después tirarme al piso.

Bueno me estaba empezando a colmar la paciencia, aproveche que se fue a levantar para enredar mi pierna en su cuello, y al instante la otra, gire mi cuerpo para girar también el suyo  dejandolo en desventaja.

Impulse todo mi cuerpo atrás para poder liberar mis piernas y quedar sentada sobre su pecho, levanté el puño para Terminar y el me observó con esos ojos grises de nuevo y yo también le dedique una mirada fría.

Pero una voz familiar interrumpió.

–¡Paren ya!–

Los dos nos giramos inmediatamente para ver la confusión y furia de Pamela.

Un momento más tarde estábamos los tres en su oficina.

–¿Que rayos paso con ustedes?– nos miraba buscando una respuesta, pero no obtuvo ninguna de mi parte y tampoco de parte del engreído –¿No me van a contestar?– pregunto furiosa.

–No fue nada– conteste.

–¿Que no fue nada?– parecía querernos matar –A ver estoy tranquila pensado en que ustedes se estaban conociendo de forma amigable, que tú estabas preparándola– se dirigió a Sage en eso último  –pero resulta que se estan matando como enemigos–

Y no se porqué en eso último mi mirada fue instintivamente a él y lo encontré mirándome.

–Pamela, con mucho respeto no fue nada– El tarado dijo en tono muy calmado y demasiado atractivo para mi gusto.

–No se porque siento que ustedes van a ser mi karma, pero bueno ustedes son un equipo–

–¿Que?– los dos preguntamos al unisono mientras nos mirábamos de reojo.

–Si, no pienso dejar que ninguno de los dos valla a ninguna misión solo, ¿Y que mejor que ustedes sean una pareja? Ya ví que están a la par en combate–

–¿A la par?– pregunto el patán, ya me estaba quedando sin ideas de como llamarlo –Yo llevo practicando desde los 7 años ella todavía debe usar pañales– lo mire con ganas de estamparle un puñetazo de nuevo.

–¿Que edad cres que tengo idiota?–

–Mmm no lo sé tal vez ¿4? Niña–

–Tengo 17 para tu información viejo–

–Pues soy mayor que tú, así que te tocará obedecer–

–¿Por cuánto? ¿Dos añitos?– dije en tono de burla –y yo no obedezco a nadie–

–Te llevo 5 años pequeña– dijo riendo, y si ,era cierto pero eso yo no admitiría nunca.

–Y con eso todavía soy mejor que tú tarado–

El secreto de Idris y Tristán Donde viven las historias. Descúbrelo ahora