Capítulo 34: Secretos.

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Capítulo 34: Secretos.

Idris

Muerte.

Muchas personas consideran esa palabra aterradora, el simple hecho de morir parece ser aterrador.

Hay personas que tienen miedo a morir, otras que desean hacerlo.

Muchas personas lo dicen en broma, otras tantas no.

Para mí el sentido de la muerte radica en el de la vida, o tal vez viceversa.

No tengo miedo a morir, tengo miedo a lo que pase después de eso, no me refiero a lo que me suceda a mí, si no a lo que pase con las personas a mi alrededor, con las personas a las que les importo.

Muchas veces llegamos a pensar que no le importamos a nadie y que nuestra existencia carece de sentido, que si partiéramos de esta vida no sucedería nada, nadie nos extrañaría, nadie sufriría, tal vez ni se diesen cuenta, tal vez hasta les alegraría.

La mayoría de las veces estamos equivocados, Chris dijo que la llegada y partida de cada persona sucede por algo, para enseñarnos algo, así que queramos o no, somos importantes para alguien, somos la lección de alguien, aunque no lo notemos.

A veces lo que no sabemos, es que podemos decidir entre ser una buena lección o una mala, Chris decidió en ser una buena para las personas a las que quería.

El sudor empezaba a caer por mi frente, me tenía atrapada, atrapaba mi garganta, pero su agarre no era suficiente, nunca lo era. Mis pies no tocaban el piso y mis manos luchaban por quitar las suyas, joder, no estaba pensando fríamente.

Me balanceé un poco para patear su pecho, me dejó caer abruptamente, antes de que él se recompusiera, ataque a las piernas, él me empujó a la cuerda, le di unos puñetazos, él me los regresó con una fuerza menor, me giro y me inmovilizó contra las cuerdas de nuevo, estaba completamente distraída.

Pero él también, salte para impulsarme de las cuerdas y salir de su agarre, aplique una llave a su cuello inmovilizando, de lo cual se liberó segundos después, le lancé otro golpe que él detuvo con su mano, nos miramos frente a frente, sus lágrimas se mezclaban con el sudor, al igual que las mías.

Me acercó y me besó.

Le devolví el beso, mientras intentaba olvidar el dolor de mi corazón, él hacía lo mismo.

Pelea terminada. 

Me descargué con él, con su cuerpo, él hizo lo mismo conmigo. Estábamos frente a frente, su respiración estaba agitada por el esfuerzo físico, sus manos en mi cintura, en mi espalda, mis músculos dolían, pero estaba más relajada.

—Te amo, Idris — me dijo mientras me envolvía en un abrazo, en sus brazos me sentía tan bien, casi podía olvidar todo.

—Te amo, Sage— me hundí más en sus brazos, solo necesita estar con él un poco más para poder afrontar mis problemas.

—Deberíamos cambiarnos para el funeral — Asentí y tomó mi mano para besarla —¿No te dolió? — preguntó.

Estaba reciente, pero aun así quería pelear, necesitaba descargarme, necesitaba dejar de pensar por unos segundos.

—Un poco— confesé, pero en realidad había dolido demasiado.

Pero nada comparado con el dolor de perder a Chris.

—Eso quiere decir mucho — respondió Sage, negué mientras me levantaba y tomaba mi toalla.

—Me daré una ducha aquí — las duchas del gimnasio no eran tan lindas como la de mi habitación, pero ahí me sentía segura.

El secreto de Idris y Tristán Donde viven las historias. Descúbrelo ahora