Capítulo 13: Ojos grises

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Capítulo 13: Ojos grises.

Escuchar disparos una y otra vez puede ser aterrador.

O puede ser música para tus oídos.

Para mí era la segunda.

Estaba en el campo de tiro Brangwen, si, la casa inmensa tenía un campo de tiro.

–¿Te gusta?–Pamela pregunto, osea mi madre.

–Si, está bien -–ella parecía confundida.

–Aqui podrás aprender a usar más armas, se que sabes sobre las básicas pero aquí aprenderás sombre todas las que quieras–

–Que bueno–

–Bueno sigamos con el recorrido–

Ella salió, pasamos por una casa de cuatro plantas.

–Aqui es donde todos los agentes se quedan, osea los que no clasifican para el FBI o para algo así, los mandan aquí, para ser parte del equipo–

–Recuerdame bien que hace el equipo– le dije.

–Hay misiones que lo agentes oficiales, no pueden hacer, porque van contra la ley, pero que todos saben que son necesarias para que el mundo no caiga, pero aun así son consideradas ilegales, por eso estamos nosostros, no somos oficiales, no estamos sujetos a su reglamento así que podemos hacer todas esas misiones si ir en contra de dicho reglamento–

–¿Y entonces?–

–Es cómo decir, que trabajamos para el gobierno, pero sin estar sujetos a sus reglas–

–¿Y que tal si atrapan a alguien?–

–También tenemos cierta inmunidad, o sea que si un policía, federal, nacional o lo que sea, atrapa a alguno de nosotros, lo más pronto posible uno de los abogados o incluso el superior Iría a sacarlo, pues como te dije somos necesarios–

–Interesante–

Seguimos hasta un edificio de color rojo.

–Esté es el gimnasio, aquí está todo para que estén en forma y también aprendan combate–

–¿Tienen un ring?–

–Si, hay uno que te estubo esperando desde hace dos años–

Continuo, me enseñó el salón de estrategia.

Era una mesa redonda con siete sillas.

–Aqui planificamos las misiones, contando con líderes, somos un equipo pero también nos dividimos en cuatro grupos, cada uno tiene un líder, y son los que están presentes a la hora de elaborar el plan–

–¿Tú estás?–

–Estoy en la logística, pero en el campo, ya no– recordó con nostalgia – Por eso me animé a hablarles, esperaba poder enseñarles a los dos como dirigir todo esto, pero Manuel no...–

–Manuel tiene mucho que pensar–

–¿Has habl...–

–No es el momento– espete.

–Lo entiendo, Bueno. también está Sage te hablé de el, el hijo de Antoni, el chico tiene talento, al quedar sin madre tan pequeño también lo crié, lo quiero como a un hijo, el ahora es el que hace lo que yo antes, pero es mucho para uno solo, si antes éramos tres y era difícil, ahora más, pero bueno después te presento a Sage, es un poco amargado –

–¿Y la otra silla?– pregunte haciendo cuentas.

–Es para ti, la mandé a agregar está mañana, espero te guste–

El secreto de Idris y Tristán Donde viven las historias. Descúbrelo ahora