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Callie

No sé si fue la sorpresa del momento o que simplemente yo me había vuelto idiota pero no contradije sus palabras hasta que su entrenador asintió conforme y se alejó.

—Lo siento rubia, pero me has venido como caída del cielo.

—¿Por qué le has mentido?

—Estoy aquí con una beca completa siempre y cuando siga jugando y para eso debo mantener mis notas. Por lo general no tengo muchos problemas, pero este año me lo juego todo. Si no logro mantener mis calificaciones, me dejarán fuera.

—Pero el semestre acaba de empezar. ¿Cómo puede irte mal tan pronto?

—He tenido algunos asuntos personales y no estoy entregando las tareas a tiempo. Tampoco ayuda que esté teniendo algunos problemas para concentrarme.

No debería importarme. De hecho, bastante tenía ya con mi vida, pero por algún motivo, no pude evitar preguntar.

—¿Con qué clases necesitas ayuda?

—Literatura, ciencias y cálculo.

—Compartimos esas clases.

—Así es.

—Así es

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Devon

Maldita sea, era hermosa.
Lo noté ese primer día cuando choqué con ella en un intento de agarrar el balón que Cameron me lanzó, pero ahora que parece haber bajado un poco la guardia, puedo observarla mejor.

No mentía cuando dije que necesitaba ayuda. El rugby era importante para mí y lo había sido desde que cogí mi primer balón a los cinco años.
Llegar lejos y volverme profesional era una meta a la que no quería renunciar, pero tampoco mentí cuando dije que tenía problemas para concentrarme.

Lo peor de todo es que ella era la causa.

Esas tres asignaturas que compartíamos iban a ser una piedra en mi zapato si no conseguía aprobarlas y no lograría una mierda si ella seguía siendo lo único en lo que podía centrarme durante estas.

—No puedo ser tu tutora, Brennan. Tengo demasiadas cosas de las que ocuparme y necesito poder concentrarme por completo en mis estudios.

—Escucha, dije eso porque necesitaba ganar tiempo —sin contar la mala idea que sería que ella realmente fuese la que me ayudara. Si tenerla cerca en un aula llena de gente jodía mi mente, no podía estar seguro de lo que ocurriría si estuviéramos a solas.

—De acuerdo. Entonces... espero que te vaya bien.

—Lo mismo.

Me quedé allí, viendo como se alejaba, diciéndome a mí mismo que era lo mejor, que buscara a alguien que me ayudara a entender esas asignaturas, y que me olvidara de Cassie Alexander.

Ella había sido clara. Ya tenía sus propios asuntos que resolver. Bueno, yo también los tenía.
No podía jugarme mi futuro por una distracción, por muy tentadora que fuera.

Imperfecto romanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora