Devon
Ser padre a los veinte no fue fácil, y menos cuando se sufren dos pérdidas seguidas como fue para nosotros.
Primero Leyla, mi novia desde que tenía dieciséis, murió al dar a luz a Ashley, y aunque sabía que sus padres no dudarían en acogerla, me negué a separarme de ella.
Ash era mi hija y solo a mí me correspondía cuidarla. Ella era la mayor motivación que tenía para conseguir el objetivo final: Convertirme en jugador profesional y darle lo mejor.Casi dos meses más tarde, perdimos a mi padre.
Él había adorado a mi niña con toda su alma y pasó todo el tiempo que pudo con ella, hasta que sus fuerzas menguaron y su corazón se rindió.Mi madre era quien pasaba el mayor parte del día a su lado.
Sus abuelos maternos compartían todo lo que podían con ella también, aunque sabía que les era difícil verla, puesto que era un calco de la hija que perdieron.Besé sus mejillas regordetas hasta que lanzó una carcajada que me derritió por completo.
Sí, era difícil. Las clases, los entrenamientos y luego mis tareas me llevaban mucho tiempo y solía hacer estas últimas después de que ella estuviese dormida porque cuando llegaba a casa todo lo que quería era abrazarla.—¿Te has portado bien hoy, Ash?
Disfruté de sus gorgueteos mientras llenaba mi cara de babas tratando de morder mi nariz y barbilla.
Me acerqué hasta la mecedora junto a la ventana dejándome caer en ella antes de cerrar los ojos y atraer su cuerpecito más hacia al mío.
—Parece que tu día fue mejor que el de papá, ranita.
Se acomodó sobre mi pecho mientras sus ojitos se cerraban y la paz absoluta recorrió por completo mi cuerpo.
Cerré los ojos y acompasé mi respiración con la suya, dejando que el cansancio y las preocupaciones del día desaparecieran por completo.
Más tarde me preocuparía por mis clases y por la preciosa chica rubia en la que no podía dejar de pensar.Callie
Llegaba tarde.
Por primera vez en mi vida no iba a ser puntual y me picaba la piel solo de pensarlo.Corrí más allá de mi calle sin haber desayunado nada y cargando con mis libros en la mano porque había llovido el día anterior y mi bolsa para estos no se había secado.
Iba a tener que comprar otra para evitar algo como esto de nuevo. Y debería haberlo previsto teniendo en cuenta que no me gustaba dejar nada al azar.Y ese era solo otro problema, porque la razón por la que no había despertado a tiempo y por la que anoche me costó conciliar el sueño tenía nombre y apellido. Devon Brennan.
Había sido imposible sacarlo de mi mente desde que hablamos después de su entrenamiento.
Habían transcurrido solo un par de días, pero las veces que lo vi desde entonces, parecía completamente agotado.
Apenas sonreía y dejó de sentarse detrás de mí, por lo que mi pelo estaba a salvo de sus dedos exploradores.
¿Por qué entonces extrañaba esas pequeñas interacciones entre nosotros?Llegué cuando pasaban treinta minutos desde el inicio de la clase de cálculo.
A pesar de la mirada de mi profesora, me adentré y situé detrás de todo y por primera vez desde que empezó el curso, era yo quien estaba detrás de él.Nuestras miradas se encontraron mientras me dirigía a mi asiento.
Una breve y cansada sonrisa curvó sus labios pero más allá de eso, me ignoró.Pasé el resto de la siguiente hora tratando de prestar atención y tomar apuntes, pero olvidé todo eso cuando la profesora nos pidió a ambos que nos quedásemos al finalizar.
—Necesito llegar a mi entrenamiento, señora Logan.
—Pues tendrá que esperar, Devon. Os he pedido que os quedéis por una razón. Tu rendimiento sigue bajando y sé que no puedes permitirte que eso siga de este modo. El entrenador me dijo hace unos días que habías encontrado una tutora y mencionó su nombre —se volvió hacia mi clavando sus penetrantes y fríos ojos azules en los míos—. Esa vendrías a ser tú, Callie. Entonces, si eso es cierto, ¿podéis decirme cómo es posible que mi mejor alumna ayude a otro dándole clases de repaso y dicho alumno no esté mejorando?
—Yo...
—Sé que tienes potencial Devon, pero este año no lo veo y es una lástima.
¿Realmente estáis trabajando juntos?—No. Dije eso en un momento de desesperación por miedo a que me sacaran del equipo. Sé que no fue lo correcto pero...
—Le ayudaré.
Y sé en el mismo momento en que esas palabras escapan de mis labios, que estoy en grandes problemas.
DevonTal y como ella respondió me paralicé.
Hacía días que evitaba cualquier tipo de contacto con ella, no solo por el bien de mi sentido común, sino porque sentía que no sería capaz de resistir un acercamiento.Mi cuerpo y mi mente estaban agotados. Tenía demasiadas cosas en las que centrarme, pero una mirada hacia Callie y todo lo que quería era tirar de ella hacia mis brazos, colocarle bien esas gafas que llevaba y que constantemente se deslizaban sobre su pequeña y respingona nariz y besarla.
—Estupendo. Espero que realmente puedas ayudarle Callie. Sé que puedes hacerlo, Devon. Estoy convencida de que ambos formaréis un gran equipo. Podéis marcharos.
Seguí a Callie al pasillo dejando que la puerta se cerrase a mi espalda pero aún incapaz de hablar.
¿Qué había cambiado? Ella dejó muy claro que no tenía tiempo para ayudarme a mí o a cualquier otro.—Está bien, veamos...
La observé toquetear su teléfono con rapidez y sin poder evitarlo me acerqué para ver que estaba haciendo.
No debería haberme sorprendido al encontrar un diagrama de lo que era su vida. Ya me había parecido que era organizada, sobre todo teniendo en cuenta el modo en que colocaba todo estratégicamente sobre su mesa durante las clases, pero ver aquello era algo totalmente distinto.
—¿Dice ahí también cuando vas al baño?
Me arrepentí tal y como las palabras salieron de mi boca pero es que estaba flipando.
—Me gusta planear mi día a día. Me relaja y me da control.
—De acuerdo.
—Podría hacer un hueco para ti dos días a la semana a última hora. Martes y jueves. ¿Eso funciona para ti?
Repasé mentalmente mi propio horario. Eran dos días en los que me perdería la hora de acostarse de Ash, pero tendría que funcionar.
Solo debía recordar que estaba haciendo todo esto por ella.—No hay problema.
—De acuerdo. Este es mi número —me tendió un pequeño trozo de papel con este escrito—. Mándame un mensaje para que pueda agendarte y concretamos lo demás.
Asentí incluso cuando ella dio media vuelta y se alejó antes de que pudiera responder.
Y tampoco vio la enorme sonrisa que puso en mi rostro.
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Imperfecto romance
RomanceDevon necesitaba ayuda y lamentablemente solo una persona podía ayudarle. Esa era yo, Callie. Cuando le conocí nunca pensé que me encontraría deseando tenerle a mi lado. Me parecía arrogante y bastante creído, y supongo que él no tenía mejor impresi...