LYRA...

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"25"

—¿Mi padre? —pregunté, frunciendo el ceño mientras la miraba—. ¿Qué tiene que ver él con todo esto?

La mujer esbozó una mueca amarga, como si las palabras le supieran a veneno.

—Lyra... —su voz se volvió un susurro tenso—. Naciste para morir.

El aire pareció volverse más espeso. Di un paso hacia atrás, desconcertada.

—¿Qué? —La incredulidad me arañaba la garganta—. ¿Qué estás diciendo?

—¿No lo has sentido? —sus ojos se estrecharon—. Ese cansancio que te corroe. La debilidad que aumenta cada día que pasas cerca de él.

El estómago se me encogió. Me crucé de brazos en un intento por mantener la compostura, aunque mi voz tembló levemente.

—¿Cómo sabes eso?

La mujer suspiró, como si llevara demasiado tiempo esperando para soltarlo.

—Porque todo esto estaba planeado desde antes de que nacieras.

La miré sin comprender.

—¿Planeado?

Sus ojos se endurecieron.

—Tu madre... —dijo lentamente—, cuando estaba embarazada de ti, le confesó a tu padre la verdad. Y él... —su voz se quebró un instante—, él lo convirtió en parte de su plan.

El silencio se instaló entre nosotras, tenso, vibrante. Sentí un nudo en la garganta.

—¿Qué plan?

—¿Has oído hablar de los Horrocrux?

Asentí con cautela.

—He escuchado... algo, pero no lo entiendo del todo.

La mujer dio un paso más cerca. Su voz bajó hasta quedar apenas por encima de un murmullo, como si temiera que alguien más pudiera oírnos.

—Un Horrocrux es un objeto donde un mago oculta un fragmento de su alma —explicó—. De esta forma, puede volverse inmortal. Pero para crearlo, debe cometer un asesinato.

Me estremecí, pero no aparté la mirada.

—¿Y eso qué tiene que ver conmigo? —inquirí, sintiendo la irritación trepar por mi pecho.

Sus ojos se clavaron en los míos. Por un segundo, vi algo parecido a lástima en ellos.

—Tú compartes el alma de tu padre con alguien más.

—¿Qué? —di un paso atrás.

—Él dividió su alma en siete partes para crear sus Horrocrux —susurró, como si decirlo en voz alta le diera poder al horror—. Pero una de esas partes... está dentro de ti.

Las palabras me atravesaron como un puñal helado. Parpadeé, tratando de entender lo que acababa de escuchar.

—Eso... no tiene sentido. —Mi voz era apenas un hilo—. ¿Cómo podría ser parte de eso si... si yo nací y después me dejaron con los Black?

—No fue un accidente. —Su tono era tan cortante que me dejó sin aire—. Tu madre le contó que estaba embarazada. Y él... —sus labios se apretaron—, él encontró la forma de introducir un fragmento de su alma en ti antes de que nacieras.

El mundo pareció volverse irreal por un instante. El peso de la revelación cayó sobre mis hombros como una losa.

—¿Por eso tengo esos sueños? —susurré, apenas capaz de formular la pregunta—. ¿Por eso veo recuerdos que no son míos?

LAS HERMANAS BLACKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora