LAS HERMANAS BLACK

LA BATALLA FINAL...

"40"

 Alice

Observé cómo mi hermana abrazaba a su pequeña hermana. Levanté la vista para buscar a mi papá; tenía la mirada desviada. Me separé un poco, escudriñando por todos lados hasta que vi a Ron y a Hermione salir del salón; no tardé en seguirlos.

—Chicos... —llegó Lyra; todos la miramos.

—¿Harry no ha regresado? —le pregunté a Ron y a Hermione.

—¿Y si se fue al bosque? —comentó el pelirrojo; me tensé.

—No, hay que darle tiempo; aparecerá en cualquier momento —respondió mi mejor amiga. Yo solo asentí.

Los vi acercarse a las escaleras y sentarse en un escalón, muy juntos, uniendo sus manos y juntando las frentes. Ver eso acrecentó mi sensación de pertenecer junto a Harry.

Pasaron solo unos minutos cuando vi a Harry bajar las escaleras; Hermione y Ron inmediatamente se giraron para verlo.

—¿Dónde estabas? —preguntó Hermione, incorporándose.

—Te creíamos en el bosque —le comentó su mejor amigo.

—Es a donde voy ahora —siguió bajando los escalones.

—¿Estás loco? —exclamó Lyra—. ¡No! ¡No puedes entregarte a él!

Harry se detuvo frente a mí y sostuvimos la mirada.

—¿Qué pasa, Harry? ¿De qué te enteraste? —preguntó Hermione.

—Por alguna razón los escucho... a los Horrocruxes. Creo que ya lo sabía —dijo Harry—. Y ustedes también.

—Iré contigo —dijo Hermione, comenzando a sollozar.

—No... maten a Nagini, mátenla y así solo quedará él —suplicó Hermione, abrazándolo.

Harry se separó y les dio una última mirada. Dio media vuelta y me miró; mis ojos estaban húmedos. Se acercó y dejó un beso en mi frente.

—Te amo —susurró en mi oído, y se fue.

—Bueno, ¿y cómo la matamos? —preguntó Ron después de un largo silencio.

—No lo sé —dijo Lyra, mirándonos.

—¿Otro diente de basilisco? —pregunté, mirándola.

—No creo que funcione; es muy grande.

—Buscaremos la forma de hacerlo —dije, separándome de los demás—. Intentemos con el diente.

—Bien.

Lyra se acercó y puso una mano en mi hombro.

—Con un poco de suerte logrará vivir —dijo Lyra con una pequeña sonrisa—. Él podrá salir de esto.

—No lo sé... Lyra, no quiero que muera.

Me volteé y la abracé; no quería llorar, pero no pude contener las lágrimas y rompí a sollozar en su hombro. Lyra se apartó de mí de pronto.

—¿Lyra, estás bien? —pregunté. Ella negó con la cabeza—. ¿Qué pasa? ¿Qué tienes?

—Me duele la cabeza... no sé qué me pasa —dijo Lyra, tambaleándose mientras Ron la sujetaba.

—¿Ly, estás bien? —preguntó Ron, más preocupado.

—No... no puedo respirar.

Lyra cayó en los brazos de Ron, inconsciente. Me asusté y me acerqué a ella.