LA BODA DE BILL

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"32"

Lyra

En la mansión Malfoy, los mortífagos se encontraban reunidos, convocados por el mismísimo Señor Tenebroso.
Minutos más tarde, la puerta se abrió y el sonido de pasos resonó en el silencio. Era Severus Snape.

—Severus, pensé que te habías perdido —comentó Voldemort, mientras Snape se sentaba a mi lado—. ¿Tienes noticias?

—Ocurrirá el próximo sábado, al anochecer —respondió Severus con seriedad.

—Yo escuché otra cosa, señor —intervino un mortífago—. En el Ministerio dijeron que lo moverían el día 30 de este mes.

—Esa información es falsa —replicó Severus, impasible—. El Ministerio ya no está a cargo de él.

—¿A dónde llevarán al chico? —preguntó Voldemort.

—A una casa segura, probablemente perteneciente a la Orden —explicó Severus.

—Mi señor, me gustaría ofrecerme para esta tarea —interrumpió Bellatrix con entusiasmo.

—¡Colagusano! —la voz de Voldemort se elevó, helando la sangre de los presentes—. ¿No te dije que mantuvieras a los invitados en silencio?

—Sí, señor —murmuró Colagusano, retirándose apresuradamente hacia el sótano.

—Tu devoción es admirable, Bellatrix —dijo el Señor Tenebroso, observándola con frialdad—, pero yo soy quien debe matar a Harry Potter.

Hizo una pausa y comenzó a caminar entre las sillas.

—Sin embargo, ha surgido un inconveniente... —prosiguió—. Mi varita y la de Potter tienen el mismo núcleo. En cierto sentido, son idénticas. Podemos herirnos, pero no matarnos. Si he de acabar con él, debo hacerlo con la varita de otro.

Voldemort se detuvo frente a Lucius Malfoy.

—¿Qué tal tú, Lucius?

—¿Señor? —balbuceó Malfoy.

—"¿Señor?" —lo imitó con tono burlón—. Quiero tu varita.

Lucius no tuvo más opción que entregársela. Voldemort preguntó de qué estaba hecha, y luego se acercó a una figura que flotaba sobre la mesa.

—Permítanme presentarles a nuestra invitada —anunció, señalando a una mujer—. Era profesora en Hogwarts. ¿Qué enseñaba? Estudios Muggles.

Las carcajadas de los mortífagos llenaron la estancia. Reconocí a la profesora Burbage, aunque nunca tomé sus clases, ya que eran optativas.

—La señora Burbage cree que los muggles son como nosotros —prosiguió Voldemort, provocando más risas—. Afirma que nos parecemos a ellos.

Sin más, levantó su varita y lanzó la maldición asesina. El cuerpo de la profesora cayó inerte. Nagini, la serpiente de mi padre, se deslizó hasta él.

—Nagini, tu cena.

La serpiente avanzó lentamente entre la mesa y comenzó a devorarla.

Cuando la reunión terminó, los mortífagos se dispersaron para prepararse para capturar a Harry. Yo salí de allí apresurada, sintiendo una opresión en el pecho, hasta que la voz de mi padre me detuvo.

—Lyra, ven —me llamó.
Me giré lentamente para mirarlo y, con pasos pesados, me acerqué.

—No quiero fallas, no quiero arrepentimientos. Un solo movimiento falso... y estás muerta. ¿Entendido?

LAS HERMANAS BLACKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora