LA DIADEMA DE RAVENCLAW

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"39"

Lyra

Junto con Harry y Alice, nos encontrábamos en la búsqueda de la diadema de Ravenclaw cuando decidí detenerlos.

—Esperen, necesito hablar con Remus —dije mientras me miraban confundidos—. Vayan ustedes, los alcanzo después.

Una vez que se fueron, descendí las escaleras para encontrar a Remus y a mi padre, Sirius. Tardé tres minutos en ubicarlos y, al verlos, me acerqué.

—¡Remus! ¡Sirius! —al escuchar mi llamado, voltearon hacia mí—. Remus.

Lupin me abrazó, y cerré los ojos sintiendo el cálido gesto.

—¿Qué sucede? —preguntó.

—Mi hermanita está en la cabaña donde solía jugar antes. ¿Podrías ir por ella? —dije con la voz quebrada—. Te pediría que fueras por mamá, pero Voldemort la mató.

Remus bajó la cabeza, con los ojos llenos de pesar.

—Sí... la buscaré —respondió antes de marcharse.

Él y Tonks se aparecieron para ir tras mi hermana. Sirius se quedó frente a mí, observándome con una mezcla de orgullo y miedo.

—Y tú... no mueras —le dije, esbozando una pequeña sonrisa—. Después hablaremos, papá.

—Claro, hija —respondió con una media sonrisa antes de irse con los demás.

Me quedé mirándolo alejarse, con un nudo en la garganta, antes de echar a correr en busca de mi hermana y de Harry.


Alice

Harry y yo nos dirigíamos hacia la sala común de Ravenclaw cuando Luna nos detuvo para decirnos que teníamos que hablar con un fantasma, ya que ninguna persona viva había visto la diadema antes.

Nos condujo al lugar habitual donde solía encontrarse Helena Ravenclaw, la hija de Rowena. Harry me tomó de la mano y caminamos juntos un trecho hasta verla de espaldas. Al percatarse de nuestra presencia, Harry se puso sumamente nervioso.

—Usted es la Dama de Gris, el fantasma de la Torre de Ravenclaw —dijo Harry mientras nos acercábamos poco a poco a ella.

—No respondo a ese nombre —intentó alejarse, transformándose en una esfera brillante, pero Harry la detuvo.

—No, perdón, perdón.

—¿Es Helena Ravenclaw, cierto? —dije, tratando de arreglarlo. Ella se detuvo y nos miró de nuevo—. Helena Ravenclaw, hija de Rowena.

—¿Son amigos de Luna? —preguntó; ambos asentimos.

—Ella cree que usted puede ayudarnos.

—Buscan la diadema de mi madre.

—Sí, así es —confirmó Harry.

—Luna es gentil, no como muchos de los otros, pero se equivocó; no puedo ayudarlos —volvió a convertirse en esfera y pasó entre nosotros.

—¡Espere, por favor! ¡Debo destruirla! —Helena se quedó quieta, dándonos la espalda.

—Usted también quiere eso, ¿no, Helena? —le dije mientras intentábamos acercarnos—. Quiere destruirla.

—Juró destruirla hace muchos años, a un niño extraño con un nombre extraño.

—Tom Riddle —dijo Harry.

—Pero mintió.

—Les ha mentido a muchos.

—¡Yo sé lo que ha hecho! —se acercó velozmente, gritándonos en la cara—. ¡Sé quién es! ¡Él la profanó con magia oscura! —luego se alejó.

LAS HERMANAS BLACKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora