1. 2023-Agoney

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2023-Agoney

—Durante meses se estuvieron burlando de que no sé cocinar, así que he venido a romperles las expectativas —canturreo, mientras desaparezco del ángulo de la cámara para sacar del horno el bizcocho. Suelto un silbido al instante—. Esto huele que alimenta. Casi me da pena que no lo puedan oler.

Lo muestro ante la pantalla del móvil, que se llena de comentarios de risas, de gente diciendo que tiene buenísima pinta y pidiéndole perdón por los memes después de un desafortunado accidente con unas croquetas.

» Muy bien, ahora está muy caliente, pero si separo un trozo... —pierdo el hilo de lo que digo mientras busco un cuchillo—, venga, lo pruebo y luego dejamos el directo, que tengo que trabajar.

Probablemente sea la mentira que más duele, pero hace que la gente se ponga a teorizar, mientras yo pierdo el tiempo con el trozo de bizcocho de chocolate que me voy a zampar. Al contrario que a mucha gente, a mí el nudo en el estómago no me impide comer. De hecho, comer está en el top 2 de cosas que mejor me ayudan con la ansiedad.

—Os confirmo —mascullo, apartándome una miga que tengo en la comisura de los labios— que esto está delicioso. Y para los que me piden la receta..., quizá la ponga por historias un día de estos. Estén atentos. —Doy toquecitos bajo mi ojo y suelto una carcajada—. Bueno, supongo que es momento de...

Las palabras se me atascan en la garganta al leer uno de los comentarios. Lo mantengo en la pantalla para leerlo dos, tres, cuatro veces, hasta que me lo sé de memoria.

«Raoul vuelve hoy a España, estás emocionado??».

Vuelve hoy. Vuelve. Hoy.

Joder.

Raoul vuelve hoy.

No he sabido nada de él, de forma directa, desde el momento en que cerró la puerta de mi piso, dejando sus llaves, y mi corazón, atrás. Que no me haya avisado ni él, ni su representante, solo me dice que quizá no tengo ningún derecho ahí.

«Ago, estás bien??»

«Chicas, a lo mejor se le ha cortado el directo»

«Que pague el wifi, por favor»

«Ay, lo noto algo pálido, mi pobre»

Corto el directo sin despedirme. Si no han visto el dedo, quizá pueda quedarme con la historia de que me va fatal internet. Que no es mentira, pero no es el caso ahora.

Suspiro y pongo disculpas en Twitter, antes de entrar en el salón, dejar el móvil en la mesilla, coger la cajetilla de tabaco de detrás de la tele y salir al único balcón del piso. No logro controlar el temblor de mis dedos hasta que no he dado la primera calada. Ahí tenéis el top 1 de cómo lidiar con la ansiedad.

Cierro los ojos y trato de visualizar algo que consiga calmarme más de lo conseguido hasta ahora. Es difícil, pero al menos me saca una sonrisa pensar que esto jodería muchísimo a Raoul. La primera cosa buena que hizo por mí fue obligarme a dejar de fumar.

Es irónico que las cosas buenas hayan quedado opacadas por la mierda de los últimos meses.

A pesar de que lo que estoy haciendo ahora mismo, prometo que estoy intentando dejarlo. De hecho, tendré que volver a poner el contador a cero. Ocho días sin coger la cajetilla. En ese tiempo me ha dado tiempo a ir dos días a Canarias, volver, salir de fiesta con mis mejores amigas y emborracharme, ir al psicólogo, hacer directos y mucho, mucho deporte.

Volver al punto de partida no me hace gracia, pero no todo se soluciona con comida y menos la noticia de su vuelta.

El contacto cero es muy útil si lo sigues a rajatabla, más de lo que yo podría haber imaginado. Silenciado en todas las redes sociales, chat archivado... Lo único que no puedo evitar es que de vez en cuando alguna fan nostálgica me etiquete en algo con él. No los culpo, no saben de la ruptura, pero duele igual.

Pareja de oro-RAGONEYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora