Pareja de oro-RAGONEY

23. 2024-Agoney

2024. Agoney

«Alzar la voz» fue un rotundo éxito desde el primer segundo en que estuvo disponible en Netflix. No me atrevería a poner la mano en el fuego de cuánto tuvo que ver el numerito que monté la noche de antes delante de la mitad de los famosos de Madrid, pero está claro que se estuvo comentando bastante tiempo.

Para que quede claro, no llegaron a pedirme dinero por haber incumplido el contrato. Parece ser que escogí las palabras más neutrales posibles y, con ellas, es imposible saber cuánto tiempo estuvimos separados y cuándo hablamos las cosas. Por tanto, para la mayoría del mundo, durante toda la promo ya éramos los mismos de siempre, aunque con algo de la incomodidad de la ruptura ya superada. Al final, la narrativa nos había salido tan bien que no me lo podía creer.

En las redes sociales no dejaba de hablarse de la posibilidad de una segunda temporada, algo totalmente descartado, dado que todos los personajes acababan bien cerrados y no merecía la pena arruinar nada. Además, mis ganas de revivir esa época estaban en el subsuelo, y la serie no era un buen recuerdo, por muy buena que fuera.

Debido a mis declaraciones, nos vimos bastante vigilados por los paparazzis de nuevo, que ya no se fiaban de ninguna versión. Así, todo el mundo fue testigo una semana después, de que Raoul había empezado terapia y yo había ido a recogerlo. El abrazo en el que lo levanté en volandas y el beso de después fue portada de una revista. Podría fastidiarme más, pero estaba contento porque al fin íbamos en buena dirección.

Nada más terminar junio y dada por finalizada la promo, nos separamos para pasar un tiempo cada uno con su respectiva familia. Yo estaba deseando alejarme de todo el entorno del famoseo de Madrid y, al contrario que Ibiza, Tenerife era el lugar perfecto para mí en esas circunstancias. Raoul se fue a su pueblo, donde la casa donde viven sus padres ayudó con su grandeza a que no tuviera que salir mucho.

Eso no implicó que nos alejáramos emocionalmente. Cada día, cogíamos un ratito para hacer videollamada y ponernos al día. Estando con nuestras familias no había muchas novedades, pero encontraba agradable tener un rato para hablar y verle la sonrisa. Le sentaba bien alejarse y respirar.

Fui yo el que viajó a Barcelona cuando lo creí necesario a pasar unos días con su familia. Echaba de menos a Susana, más apoyo de lo esperado en la época de la ruptura y que me quería como a un hijo; pero también echaba de menos tenerlo cerca.

A pesar de que tuvimos varias invitaciones, rechazamos todo viaje a Ibiza o similares, hartos de paparazzis y de ser el centro de atención. Un pueblo parecía ser la solución a todos nuestros problemas y no teníamos dudas en quedarnos ahí todo el tiempo que fuera necesario.

Raoul tuvo su primer casting cuando cumplía un año de conseguir el anterior papel y, para sorpresa de nadie, lo consiguió enseguida. En cuanto celebramos, me tuve que ir tres semanas a Alemania, a empezar las grabaciones de «Élite Secreta». También nos mantuvimos en contacto casi cada día allí, con él a punto de iniciar su propio rodaje, de nuevo en español, mientras empezaba a grabar la promoción americana para «Waves».

Cuando volví, Raoul dejó el sofá de manera semidefinitiva, para volver a mi cama. Aún tardamos un poco en dar un paso más, pero era el tiempo que necesitábamos para que, semana de terapia a semana de terapia, ambos estuviéramos cómodos con la situación.

En noviembre, Raoul empezó a alternar su rodaje con viajes exprés a Londres, donde se reunía con David para grabar promo juntos. Los directores de la película y de marketing habían considerado más inteligente programarlo todo en Europa, para que ninguno tuviera que desplazarse a otro continente solo por un poco de promo.

En cuanto a mí, no sé si es por haberlo conocido como el gilipollas que había resultado ser o por confirmar que Raoul se arrepentía, no tenía ningún temor respecto del dichoso inglés. Yo estaba con mis grabaciones y, cuando él volvía a casa, siempre estaba dispuesto a un beso que derivaba en mucho más.