ISABELLA
Fui una estúpida.
Dios, fui tan ingenua al creer que Amelia me había buscado porque en realidad le importaba. Hoy he corroborado que esa nunca fue su intención y que lo que hizo fue solo jugar conmigo y mis sentimientos.
La mano en la que sostengo el teléfono me tiembla cuando lo dejo a un lado. Las lágrimas no dejan de escurrirse por mi rostro mientras todo en mi cabeza es una tortura.
No supe a quién más llamar que no fuera Jake, él puede ser la única persona que me transmita algo de tranquilidad entre todo el desastre que hay ahora mismo en mi interior.
Busco apretar mis labios para que los sollozos dejen de salir de mi boca, pero no lo logro. Sigo llorando como lo hace una niña pequeña que no encuentra salida a un laberinto, que se siente perdida, que se siente abandonada.
Hoy fue uno de esos días en los que sentí que mi vida iba tomando algún rumbo, estaba tan emocionada por lo bien que me sentía que un impulso me hizo ir en busca de Amelia para ver si podíamos hacer algo juntas. Entonces, me choqué con una realidad que me hizo añicos en un segundo: Amelia no puede tener más hijos y por eso me buscó. Lo escuché por ella misma.
Ella nunca quiso arreglar nuestra relación o demostrarme que en realidad sí me quería o hacerme sentir que el haberme abandonado fue una desafortunada decisión de la que hoy por hoy se arrepentía. Ella solo me buscó porque su jodido médico le informó que era imposible que volviera a ser madre y supo que yo sería su único consuelo. Desde el principio todo esto se ha tratado de ella, jamás ha sido por mí. Y eso me ha descosido todas las heridas que creía cicatrizadas.
Fui una imbécil al creer que después de abandonarme sin siquiera voltear a verme ella podría amarme. Claro que fui una estúpida y eso puede ser lo que más me duele. He escuchado ciento de veces el término de "relaciones tóxicas", apenas escuchamos esto, nuestro cerebro se imagina la relación de una pareja que no dejan de hacerse daño al estar juntos, pero qué pasa cuando la relación más tóxica que has tenido en tu vida ha sido con tu madre. Necesito que alguien me diga qué carajo es lo que se debe de hacer cuando tu propia madre te desbarata el alma en cada oportunidad que tiene, que te inserte filosas dagas en el corazón al dejarte claro que no eres tan importante para ella, que esa misma daga la retuerza al elevarte con falsas esperanza para luego dejarte caer desde lo más alto. Pero lo peor de esta situación es que, de algún modo, que ni siquiera tú mismo comprendes, un sentimiento de afecto sigue latente en tu corazón hacia ella y con esto te sientes más miserable.
Jacob no ha llegado y eso me hace sentir tan sola. El peso del dolor se apodera de cada rincón de mi ser. Me siento tan vulnerable que es como si el mundo entero se derrumbara a mi alrededor. Me encorvo en la banca en la que me hallo sentada y veo como las gotas de mis lágrimas caen sobre la tela de mi pantalón. Sin poder contenerme, me abrazo a mí misma en un intento desesperado por encontrar consuelo. Me aprieto con fuerza con el dolor consumiendo mi pecho en cada sollozo que hace vibrar mi pecho. Lloro y cada lágrima derramada es una muestra del amor que sigo sintiendo por Amelia, aún y cuando ha sido ella la persona que más daño me ha causado.
Este está siendo un momento oscuro, que me hace sentir sola. Pero, de repente, escucho su voz.
—Isabella.
Alzo el rostro y me encuentro al chico que me ha consolado en mis momentos más vulnerables. Su mirada refleja una mezcla de preocupación y compasión, como si supiera exactamente lo que estoy experimentando en mi interior.
—Yo... lo siento...
No permite que termine, ya que sin decir una sola palabra, me agarra de la mano, me ayuda a levantarme y deja que sus brazos envuelvan mi cuerpo tembloroso.
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Siete Semanas| Completa ✔️
JugendliteraturPara Isabella Davies, la vida no ha sido nada fácil, a la corta edad de diecisiete años la han acompañado más desgracias que fortunas. Su madre la abandonó cuando era tan solo una niña de diez años. A pesar de las adversidades se aferró al amor de s...