Odio los hospitales y todo el alboroto que se forma en ellos de un momento a otro. El altavoz que se ubica encima de mi cabeza cobra vida cada cinco segundos; una voz moderada a cada instante hace llamados a enfermeros y doctores, esto se entremezcla con las tantas quejas que se oyen en la sala de espera que tengo a unos cuantos metros. No sé cómo se me ocurrió una buena idea sentarme en ente lugar. El ruido que hacen las ruedas de las camillas al deslizarse de un lado a otro no provoca más que intensificar mi estrés.
Me levanto de la silla que estoy ocupando y doy varios pasos en el pequeño espacio que tengo en mi entorno.
—¿Qué te dijeron de ella? —Jeremy que se encuentra sentado al lado de la silla que he desocupado alza sus ojos hasta mi rostro.
Levanto mi brazo y presiono la palma de la mano contra la fría pared que tengo delante.
—Me dijeron que debía esperar que la estabilizaran para poder verla. —Me despego de la pared y suelto todo el aire de mis pulmones —. Ya han pasado más de diez minutos de eso.
Alcancé a ver como sus pestañas se movían, por eso creí que no tardarían nada en estabilizarla. Tal parece que me equivoqué.
—Sí, ya creo que han pasado quince minutos.
Jeremy no es para nada de mi agrado, desde que lo conozco no me ha dado buenas vibras, y, no sólo por el hecho de que hemos competidos en varias oportunidades, también lo ha sido porque su personalidad de "chico malo" e "indestructible" me ha hecho casi asegurar que muy en el fondo es un chico hipócrita y de sentimientos pocos sinceros. Él pertenece a la familia Mills, una de las familias más poderosas de Windsor; su hermano mayor es dueño de una cadena muy importantes de restaurantes del país, Estiven Mills, su padre, es accionista mayoritario de una empresa automotriz de talla internacional y su madre es madre puede ser la cirujana más reconocida del Reino Unido. Su familia y la mía han estado en constante comparación, pero eso no ha sido el detonante de nuestra enemistad, lo ha sido nuestra notable diferencia de personalidades. Sin embargo, en esta situación no me permití ponerme a pensar en lo mal que nos llevamos.
Ladeo mi cabeza por encima de mi hombro apenas escucho pasos acercándose a nosotros. Un hombre vestido con una bata blanca y debajo de ella un uniforme parecido a un pijama que lleva la mayoría del personal medico que deambulan por los pasillos se para a unos pocos pasos de mí. En su mano carga una tabla de anotación con pinza que enseguida se pone delante de su rostro y lee el nombre que he querido escuchar hace muchos minutos.
—Isabella Wilson. Familiares de Isabella Wilson.
Me aproximo a él, deteniéndome a su distancia mínima.
—Yo soy su familiar.
Después de soltar tal barbaridad me quedo analizando lo que he dicho.
«Ella en realidad no es mi familia»
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Siete Semanas| Completa ✔️
Teen FictionPara Isabella Davies, la vida no ha sido nada fácil, a la corta edad de diecisiete años la han acompañado más desgracias que fortunas. Su madre la abandonó cuando era tan solo una niña de diez años. A pesar de las adversidades se aferró al amor de s...