Por unos largos segundos no creo lo que he alcanzado a oír, así que en silencio dejo que la noticia que me ha dado Oliver se asiente en mi interior.
Oliver me acerca el sobre para que pueda agarrarlo, pero estoy tan impactado que lo que hago es retroceder. Tal vez mi reacción sea porque no quiero afrontar la realidad de que justo ahora, que estoy abriendo mi corazón a una persona, llegue la oportunidad de estudiar en la universidad de mis sueños.
¡Lo he logrado! He conseguido que lo que tanto me apasiona haya sido aprobado por los directivos de la Universidad de Stavanger.
Quizás en otras circunstancias y en un tiempo diferente hubiera saltado y gritado de emoción por haber tenido una buena respuesta, ya que fueron días y noches en los que trabajé en ese proyecto, pero en este instante no tengo idea de como sentirme.
—¿Cuándo lo supiste? —encuentro voz para hablar.
Veo como él arquea una ceja.
—¿Qué importa eso?
—¿¡Cuando lo supiste!? —arremeto contra él sin entender nada.
Sus ojos se afincan sobre los míos, en ellos no veo el orgullo que he querido sentir por su parte, lo único que se refleja en sus pupilas es el desprecio de siempre, ese que me hace creer que nada de lo que hago vale la pena realmente.
—La carta llegó cuando estabas en el hospital.
Claro. Ya todo va tomando forma, aunque yo me siga negando a aceptarlo tal y como es: si deseo cumplir mi meta debo irme lejos.
Doy una fugaz mirada a mi alrededor para acto seguido sacudir la cabeza, una sonrisa muy desconcertada se tuerce en mis labios antes de conseguir pronunciar palabra.
—¿Por qué me lo dices ahora?
Él no deja de ofrecerme el sobre, incluso tira un paso hacia adelante para quedar más cerca de mi cuerpo.
—Lee lo que dice la carta —pide con la finalidad de que descubra el contenido del sobre blanco.
Alterno la vista entre él y lo que me pide revisar. En la más profundo de mi ser deseo que en cualquier momento diga que no es cierto lo que me está diciendo, que se lo ha inventado para hacerme la vida imposible. Eso no sucede, Oliver mantiene el semblante tan serio que eso solo me advierte que debo afrontar la realidad.
No muy convencido extiendo mi mano hacia el sobre, una vez mis manos rozan el filo del papel, una corriente eléctrica parece atravesarme y recorrer mi espina dorsal. Hago mi mayor esfuerzo por abrir la carta. Ya con el papel estirado en mi mano leo lo que dice. Toda la información de la carta está escrita en inglés, pero gracias a que los idiomas se me dan muy bien, entiendo que los directivos de la universidad han quedado impresionados con el proyecto que postulé y que tengo un mes para decidir si quiero empezar a estudiar diseño gráfico en su instalación educativa.
Justo en el instante que leo la última frase, mi pecho está a un paso de estallar, mi mente es invadida por el pensamiento que ha tomado forma desde que decidí entregarme a lo que estoy sintiendo por Isabella. Ese mismo pensamiento que me ha hecho entender que nada lo que logre alcanzar en mi vida podrá tener sentido si no estoy cerca de ella.
—Pagarán toda tu carrera, además de que estudiarás en una de las universidades más reconocidas a nivel mundial —Oliver interrumpe mis pensamientos. De forma automática alzo mi mirada y le ensarto en su rostro, hay algo en la forma en la que me mira que me advierte que él sabe que ya he tomado una decisión, así que no tarda en añadir: —Jacob, tienes que ir, tienes que cumplir tu sueño.
Es muy insólito que sea él el que me esté animando a cumplir mis sueños cuando ha sido él mismo el que desde que tengo uso de razón ha desaprobado todo lo que llegó a interesarme. Justo por eso no puedo creerle, no le creo que ahora quiera que vaya por lo que me apasiona.
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Siete Semanas| Completa ✔️
Novela JuvenilPara Isabella Davies, la vida no ha sido nada fácil, a la corta edad de diecisiete años la han acompañado más desgracias que fortunas. Su madre la abandonó cuando era tan solo una niña de diez años. A pesar de las adversidades se aferró al amor de s...