CAPITULO 11

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ROJO

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Denisse

Despierto sintiendo ciertos labios sobre mi mejilla y mi cuello, sus manos se deslizan con suavidad contra mis pechos desnudos, siento incluso como sus dedos presionan contra mis pezones que están endureciéndose con rapidez. Le acaricio la cara y paso a sumergir mis dedos contra su cabello.

—En mi puta vida vuelvo a dormir solo, si peleamos, si no me quieres cerca, lo que sea, grábate en la cabeza que no importará porque dormiremos en la misma cama.

—Bueno, ese acuerdo me gusta, amor, tengo que ir al baño.

—Te llevo.

—¡No! Puedo caminar sola, Dios mío, no tienes que llevarme cargando a todos lados.

Lo aparto porque siento que estoy a nada de reventar en la cama, salgo corriendo para llegar a tiempo y soltar un gemido de satisfacción. Me lavo los dientes, él se adentra para hacer lo mismo y antes de que me acorrale entre la encimera del baño. Salto a la cama, me cubro con las sábanas y él vuelve tironeando de su pantalón de dormir donde la erección matutina le molesta.

—No me tientes.

—¡No veo el problema! Mi brazo está bien, todo mi cuerpo está bien, estoy sano, completo y te aseguro que follar con mi esposa no me hará ningún daño.

—Kylian.

Me cruzo de brazos, me saca las sábanas de encima para abrirme las piernas y meterse entre mi cuerpo. Toma mi cadera para recorrerme por la cama hasta que estoy tumbada a la perfección y debajo de él.

—¿Cuándo te toca la aplicación de la siguiente dosis?

—Este mes no me toca inyección, hasta el que viene.

—Para marzo entonces, febrero se está terminando.

—Lo sé, no tuvimos día de los enamorados.

—Pero podemos tenerlo.

Pone sus brazos a cada costado de mi cara, para que con sus dedos me acaricie las mejillas o cepille mi cabello.

No sabía lo mucho que necesitaba esto hasta el día de ayer.

Su vena posesiva parece que estalló desde que supo que estaba embarazada, algo que podría haberme estado acostumbrando porque Mason es lo mismo. Se preocupaba mucho, me regañaba por esto o por aquello y siempre se preocupaba por mí como ahora su padre lo hace.

—Me preocupe tu brazo y te lo digo en serio, lo usas como si no hubiera pasado nada y para que lo tengas en cuenta, vi por las grabaciones como una barra de metal te cruzaba de un punto a otro, esa mierda tenía salida.

—Esa boca. —Besa mi barbilla, suelto una ligera risa y se da la vuelta, no sin antes tomarme de la cadera para instarme a subirme a su pelvis—. Te preocupas demasiado cuando sabes que no he tenido problemas nunca para sanar, me es bastante sencillo y recuerda que un día me jodí la rodilla, misma que puse a funcionar al día siguiente y no la perdí.

—Tonto.

Lo beso antes de que corrija mi lenguaje, le acaricio la cara y me tomo mi tiempo para analizar sus heridas. El abdomen lo tiene bastante bien, el brazo es el único que todavía detecto que tiene un poco de inflamación.

—¿Y tú análisis corporal dijo...?

—¿Y si te lastimo? Tienes que entender que sufrí al verte demasiado mal, sabes que ibas a morir, tuviste un paro cardiaco, te revivieron y ahora mismo no quiero hacer un movimiento en falso.

Un paraíso en ruinas #2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora