CHAPTER SEVEN.

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𝕄𝕒𝕕𝕞𝕒𝕩
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Decidimos ir a buscarla, vamos en el auto de Dustin. Despues del terremoto construyeron un conjunto de casas para que las familias que las hayan perdido vivieran allí, por lo tanto, Max vive con su mamá en este lugar.

Hawkins está un poco diferente, el cambio de década impacta demasiado, aún así cada vez los recuerdos se hacen presentes en mi mente.

Tocamos el timbre y Susan nos recibe un par de minutos después.
—Hola ¿Se acuerda de mí? —sonrío, trato de ser amable.

—Hola, por supuesto —nos mira extrañada.

—Disculpe, no queremos incomodar, pero pues Gill regreso hace poco y queríamos saber ¿si podemos hablar con Max? —pregunta Dustin.

—Pues... no lo sé, ella no habla mucho —se ve nerviosa.

—¿Podría preguntarle? decirle que estamos aquí —insisto.

—Sigan, no prometo nada.

Max perdió su vista y escucha música todo el tiempo, me acerco despacio para no asustarla.
—Hola, Max, soy Gill, vine con Dustin —hablo suave. Se retira los audífonos, pero aún no dice nada —. Perdón por venir así, pero quería saber cómo estabas, nunca atendiste nuestras llamadas —mueve sus labios, parece dudar.

—No tengo mucho que decir —finalmente contesta.

—¿Si quieres podemos venir a visitarte un día que te sientas lista para hablar? —propone Dustin. Tratamos de incomodarla lo menos posible.

Hace una mueca, es como si quisiera decir muchas cosas, pero no se atreve.
—No tengo mucho que decir —repite.

—Estaré en Hawkins, cuando quieras solo dile a tu mamá que me llame, vivo en el mismo lugar y vendremos cuando tú quieras ¿está bien? —no quiero presionarla. Ella solo asiente a mis palabras.
—Espero que hablemos pronto, te quiero, Max —tomo su mano, no corresponde a mi toque, pero tampoco me lo impide. Dustin se despide, realmente me duele verla así.

Salimos de su casa, siento mis ojos llenarse de lágrimas, me subo al auto de Dustin y en seguida tapo mi cara con las manos, ya no puedo evitar más el llanto.
—Gill, tranquila, volveremos solo, démosle tiempo —trata de tranquilizarme.

—Lo se Dust, es solo que... ¡mierda! La mayoría de las cosas buenas en mi vida ya no están. Creí soportar ver a Max... así... —sollozo —. Cuando me dijeron que había despertado me alegre muchísimo, era obvio que su cuerpo no iba a estar igual, pero no es vida estar encerrada en esa puta casa.

—Gill, tal vez debemos hacer las cosas con calma. Ya estás aquí y tenemos que hacer que estés bien y que todo funcione —agradezco sus palabras, pero todo dentro de mí se desmorona. Mis lagrimas siguen cayendo por mi rostro.

—No éramos las mejores amigas, pero soportábamos juntas, aunque Billy era un patán con ella, sé que la quería mucho, incluso conmigo y con Heather fue bueno, nos cuidaba —me encojo de hombros —. Cuando él y mi familia murió de alguna forma Max y yo nos acompañamos.

Dustin acaricia mi hombro, sé que a él también le duele todo esto, pero hace tanto que no hablo con alguien que me siento explotar en este instante.

—Eddie, fue todo para mí, gracias a él tuve fuerzas para apoyar a Max. Eddie me salvo, Dustin, por eso mande a la mierda a este puto pueblo y tú me ayudaste a limpiar su nombre —respiro hondo.

—Yo también lo extraño, Gill —sus lágrimas caen, apoya su cabeza en el volate. Hay un par de minutos de silencio.

—Ya no quiero seguir llorando, estoy cansada de extrañarlo. No es que quiera olvidarlo, solo quiero que mi mente y mi corazón acepten que Eddie ya no está. Odio las noches, odio enfrentarme a mis recuerdos —trato de calmar mi llanto.

PREDATOR LOVE - Eddie Munson +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora