CHAPTER FIFTEEN.

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𝕀 𝕟𝕖𝕧𝕖𝕣 𝕝𝕖𝕗𝕥 𝕪𝕠𝕦
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𝟷𝟶 𝚍𝚎 𝚘𝚌𝚝𝚞𝚋𝚛𝚎 𝟷𝟿𝟿𝟺

Junto a Steve buscamos información de como hacían las pruebas acerca de las capacidades mentales de los niños hace muchos años.

Tratamos de no usar los teléfonos o por lo menos no decir nada comprometedor. No hay forma de comunicarme con Eddie, siempre enciendo la radio al llegar a casa esperando a que entre por mi ventana a mitad de la noche. Han transcurrido un par de semanas y cada que las luces parpadean me lleno de esperanza, pero también entiendo que él ha logrado sobrevivir y encajar en el Upside Down.

—Cuando Eddie quiera hacerlo, necesitamos ver más a fondo sus habilidades —explica Steve.

—Esperaremos a que vuelva, aún no he tomado las muestras —sueno un poco desanimada sin querer.

—¿Eddie no ha vuelto? —niego con mi cabeza.

—Quizá ya no quiere hacer las pruebas.

—¿Por qué no? —frunce las cejas desconcertado por mi comentario.

—Tal vez no quiere sentirse una rata de laboratorio —bromeo.

—Dale tiempo, Gill, recuerda que él nos advirtió que corremos peligro —mira a mis ojos —estoy seguro de que lo único que quiere es protegerte.

—Si, Steve, le daré tiempo.

Me dirijo a casa, mientras conduzco me planteo sobre que estamos buscando, prácticamente sé que me van a revelar las pruebas que haga con su sangre. Traté de hacer más pruebas con mi muestra, la invasión del ADN de los Demobats es aproximadamente de un ochenta por ciento. Pienso que puede haber una forma de revertirlo. Pero aún no he determinado como.

Al llegar a casa hay un silencio inusual, enciendo la luz de la sala, desde siempre estoy alerta a mi alrededor, jamás confío.

—¿Wayne, estás aquí? —grito desde la puerta, sin cerrarla en caso de que tenga que huir rápidamente.

—Si, ven un momento —sale de su habitación que queda en el pasillo después de la cocina. Me hace un gesto invitándome a seguir. Cierro la puerta y hago lo que pide.

—¿Por qué todo está apagado? —pregunto mientras entro a la habitación. Me encuentro a Eddie sentado junto al escritorio, no puedo evitar que se me dibuje una sonrisa.

—¡Eddie! Viniste —mi impulso me hace querer abrazarlo, pero Wayne me detiene.

—Espera Gill, está herido —me arrodillo junto a él para intentar ver qué le pasa.

—Tranquila, preciosa estoy bien, es solo un rasguño —me da una sonrisa, pero en su cara refleja que le duele.

—¿Qué te pasó? —la herida es en su abdomen, quito sus manos y levanto su camiseta.

—Tuve que pelear con un Demogorgon de los grandes —hace un gesto divertido combinado con dolor mientras manipulo la compresa. Es una herida muy abierta, si es un rasguño, pero de algo muy grande.

—Puse la compresa para detener la sangre —aclara Wayne. Asiento con mi cabeza dándole a entender que fue lo correcto.

—Ya no estas sangrando demasiado, de hecho, ya estas empezando a cicatrizar —dirijo mis ojos a los suyos que están atentos a mis palabras —tu sangre es un poco más espesa, pero para que sea más rápido es necesario suturar, vamos arriba, amor. —

Eddie se acuesta en la camilla, parece que el dolor va disminuyendo. Alisto todos los implementos para suturar, lavo mis manos y me pongo guantes quirúrgicos. Eddie sigue todos mis movimientos con su mirada, limpio lo que más puedo la herida y es fascinante ver como su piel en tiempo récord se regenera.

PREDATOR LOVE - Eddie Munson +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora