CHAPTER TWENTY-FOUR. 🦇

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ℙ𝕒𝕣𝕒𝕕𝕚𝕤𝕖
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Las manos de Eddie recorren mi cuerpo, es increíble como cada centímetro de mi piel se estremece, ahora estamos desnudos en medio del bosque, perteneciendo al ecosistema, como si un estado salvaje se apoderara de nosotros haciéndonos parte de las leyes de la naturaleza.

La luna nos sigue acompañando, abro mis ojos de vez en cuando solo para apreciarlo. Eddie me envuelve en un aura de tranquilidad, me convence de que somos los únicos habitantes sobre la faz de la tierra.

Devora mis labios, haciéndome pensar que son su menú favorito. Hace que mi espalda toque el suelo, está lejos de ser incomodo, el pasto y las hojas se complementan con mi cabello, recibiéndome como parte del entorno. Se arrodilla en medio de mis piernas y hunde la yema de sus dedos en mis muslos, sigue el recorrido por mi cintura hasta atrapar uno de mis pechos. Solo existe una pequeña distancia entre nuestros cuerpos.

Decide enredar sus dedos en mi cabello para apoyar sus codos a cada lado de mi cabeza, detiene nuestro beso para verme a los ojos, sus brillantes ondas caen a cada lado logrando que las puntas hagan pequeñas cosquillas en mi rostro. Toco suavemente sus mejillas y es inevitable sonreír por el momento tan perfecto que me está ofreciendo.

—¿Estás bien? —susurra mientras masajea suavemente mi cabeza.

—Como nunca —respondo completamente segura de mis palabras. Sus labios regresan a los míos y los recibo con mucha energía.

Eddie toma mis muñecas y las presiona contra el suelo, dejando mis codos formando un ángulo recto. Me permito detallarlo en el momento que sus besos descienden por mi cuello, me gusta cómo se mueve su cabello oscuro, los músculos de su espalda acoplándose a los movimientos, su respiración desordenada y el sudor de su piel brillando por el reflejo de la luna, no tengo una categoría biológica en donde clasificar a Eddie, solo puedo pensar que es un ser perfecto.

Su lengua implacable se desliza por mis pechos, el filo de sus dientes se siente en uno de mis pezones, aprieta lo suficiente para sacarme un gemido placentero, siento su pene duro rozarse con mi vientre y al tiempo desliza sus manos por mis brazos abandonando mis muñecas. Cauteloso levanta la mirada atravesando mi mente, entiendo la orden silenciosa de dejar mis brazos en esa posición.

Masajea mis pechos haciendo que su palma roce lo suficiente mis pezones endurecidos, hay un pequeño equilibrio entre la agresividad y la dulzura de sus besos en mi abdomen, suspiro en el momento que un beso ruidoso se hace presente cerca de mi ombligo, noto como Eddie sonríe disfrutando de todas las reacciones que le provoca a mi cuerpo. Abro mis piernas dando total acceso a su perfecto cuerpo.

—Eres una mujer preciosa —pronunció antes de pasar su lengua por mi clítoris, fue una lamida que me hizo retorcer. No pienso perderme el espectáculo, así que en un acto de rebeldía me apoyé en mis codos sorprendiéndome de mi flexibilidad, desafié a Eddie, a la espera de la próxima jugada de su lengua, sus ojos rojos corresponden ahora asechándome, haciéndome sentir observada como una gacela a punto de echar a correr.

—Uhmmm ...mierda —es lo único que pude pronunciar ante la inclemencia de su boca, chupa, lame y besa mi entrepierna, los labios de mi vagina se combinan con los suyos, saborea toda mi piel y tortuosamente succiona mi clítoris aumentando mi lujuria.

—Siempre... tan deliciosa, quiero comerte cada segundo de mi puta vida —dice sin despegar sus ojos del lugar.

Mi humedad aumenta gracias a la escena de su cara hundida entre mis piernas, busca mi mirada mientras sus dedos medio y anular se suman al estímulo, sin esperarlo escupe sobre mi clítoris para continuar masturbándome con sus maravillosas manos. No hace falta más humedad, Eddie solo está marcando su territorio.

PREDATOR LOVE - Eddie Munson +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora