Límite Corrompido

CAPÍTULO 1

Era una mañana lluviosa cuando desperté lo primero que vi al abrir los ojos fue a mi viejo amigo Shota lleno de lágrimas, me pregunté si alguna vez lo podría ver distinto ya que siempre lo recordaba llorando.
Me sentía pésimo cada centímetro de mi cuerpo estaba adormecido y sentía un intenso ardor, tampoco recordaba tener el cabello tan largo cuando quise hablar sentí un ligero aire que entró por mis encías fue que me cayó de golpe la realidad que estaba a punto de enfrentar. Llego a mi mente el ultimo recuerdo que tuve antes de perder la conciencia de todo lo que había sufrido, por una venganza causada gracias al impulsivo e idiota de Daewhi.
Me quise reincorporar de golpe a la cama pero no pude me llevo más tiempo del que quería, note a una extraña mujer vestida de monja que tenía una mirada poco amable no sé si era por lo que había pasado pero me recordaba a la cara de la rata causante de esto, tenía los mismos ojos de aquella persona que me causó tanto dolor y humillación.
Antes de que le pudiera decir algo se marcho cerrando la puerta, me recosté suspirando tratando de entender en la situación en que me encontraba. Como pude giré el cuello mirando alrededor de la habitación me provocó mucha gracia que alguien como yo se encontrara justamente en una iglesia, también tuve un poco de nostalgia ya que lo maravilloso de mi vida comenzó en un lugar así.
Inmediatamente pregunté por Daewhi, creí que había estado dormido horas pero resulta que no para mi sorpresa habían pasado seis meses.
Meses en los que no supe como mi trabajo y sacrificio de años se había ido a la basura en un par de días. Shota me contó los detalles de cómo Daewhi trabajo junto con la mayor desgracia que nos pudo pasar.
Aparte de ser el responsable del infierno de mis últimos momentos despierto, también en nuestro desastre estaba esa extraña perla que nadie supo nunca del porqué de su naturaleza, pero algo fue seguro la mierda de Pilwon se obsesionó a tal punto que no le importaba nada más que poseerlo, pero lo más patético fue que se sentía tan superior y nunca tuvo la inteligencia para retenerlo cuando en realidad lo tuvo en sus manos.
Me llenaba de felicidad y de decepción a la vez cuando supe de su muerte, se lo merecía el bastardo pero el precio fue muy poco a comparación de todo lo que tuve que soportar en ese tiempo, mire con resentimiento mi mano derecha que una vez estuvo completa. Tanto fue mi lealtad hacia él que hasta Daewhi pensó que me había enamorado, pero fácilmente nos había arrastrado también a su maldito precipicio.