CAPÍTULO 9

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Con mi pequeña fuerza no podía hacer nada grite pidiendo ayuda pero nadie aparecía, lo maldije pero solo se burlaba de mí tenía la mirada de un animal cuando consiguió atrapar a su presa, sabía que sería mi final así que cerré los ojos deseando tener una mejor vida la próxima vez.
De pronto escucha a alguien gritar ¡no lo toques! cuando gire vi a Daewhi que le estaba clavando un cuchillo en el cuello a ese bastardo, corrió hacia mí para ver que estuviera bien pero eso hizo que nos distrajéramos porque mientras se desangraba con su último aliento se abalanzó hacía nosotros con una navaja, Daewhi me protegió con su cuerpo pero el filo le alcanzó a cortar la cara mientras que el gritaba de dolor yo solo podía ver como se llenaba de sangre todo su cuello.
Le quedó una cicatriz a la altura de su barbilla, en lugar de lamentarse siempre que se miraba al espejo lo veía como una marca de honor por haberme salvado. Sin importarle que su rostro estuviera desangrándose solo le preocupaba que yo no estuviera herido entonces me di cuenta que los roles entre nosotros se habían cambiado, cuando llegaron aquellos hombres vieron toda la escena nuestro jefe pregunto qué había pasado le explique pero con el miedo de ser castigados asumí la culpa y le pedí que solamente curaran a Daewhi. Sucedió todo lo contrario a lo que hubiera imaginado, no estábamos solos pudimos ver lo que había pasado aun cuando gritaba con todas mis fuerzas por ayuda prefirieron mirar que intervenir, gracias a Daewhi nos dieron la bienvenida a la organización dijeron que esas situaciones nos harían sacar nuestro lado más fuerte poniéndonos como los depredadores en algún momento. Como éramos los más jóvenes nos fueron dando trabajos pequeños, por órdenes del jefe nos enseñaron a pelear pero más bien nos golpeaban entre todos con el pretexto que así nos harían inmunes a los golpes, teníamos que defendernos o nos iba peor que en la supuesta práctica . Pasaron los años y fuimos convirtiéndonos en una máquina de golpear por ello escalamos rápido nos llevaban para todos lados éramos de los más fuertes en la organización, en ese momento sus negocios no solo involucraban a Japón seguían teniendo control en algunas partes de Corea del Sur así que como aprendimos japoneses tuvimos que recordar y seguir hablando también coreano fluido ya que si estropeábamos alguna negociación el castigo se duplicaba de a como era antes. Con los años fuimos creciendo tomando diferentes personalidades me volví más antisocial y serio, todo lo contrario a Daewhi que se volvió alguien impredecible y brutal, eso hizo a que nuestros intereses cambiaran a él le interesaba más las fiestas en cuanto a mí era aprender más del trabajo para que no hubiera problemas y jugar ajedrez.
Nos llevaron a un club pequeño que tenían para aprender el movimiento que se hacía ahí, no solo entraba alcohol, drogas y prostitución sino que también corrupción y secretos de varios políticos que se iban a divertir.
Estuvimos varios años ahí nuestro papel principal era que teníamos que ofrecer el mejor servicio a estos políticos, cuando más llegara el clímax de la reunión era nuestro turno de sacar información o fotografías que los expusieran y poder llegar a un acuerdo pidiendo algo que el jefe deseara o necesitara, si se negaban teníamos que amenazarlos y golpearlos.
Desde un principio no fue algo difícil pero se empezaba a volver aburrido, cuando veía todo ese poder que teníamos sobre aquellos que creían los más fuertes empecé a desear tener algo mío, algo en donde fuera intocable y dueño de los demás como la pieza más importante en el tablero de ajedrez.
Daewhi era el que hacía más el trabajo manual se volvió incluso más fuerte que yo a la hora de pelear, me cuidaba como si yo fuera el menor siempre llegaba cubierto de sangre y se sentaba para verme trabajar. Me molestaba que no parará de preguntar así que lo corría cada vez que podía pero él solo me acariciaba la cabeza y se recostaba en mis piernas para dormirse hasta que terminara mi trabajo.

Límite CorrompidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora