Nate
Desde que desperté el día comenzó a ser atareado, habían pasado dos semanas desde el incidente con la familia Bass y aunque la venta de vinos claramente había disminuido, aún veía una oportunidad para estabilizarnos.
—Agh.
Angelina hizo la copa hacia el frente, a los cinco años probó el vino por primera vez, papá le dio un diminuto sorbo y su expresión era exactamente la misma a la de ahora.
—El dulce— tomó la otra copa, pero la tomé antes de que pudiera darle otro sorbo.
—No estas para beberlo, sólo ibas a probarlo— llevé la copa a mis labios, dando un trago, en definitiva prefería el dulce también.
—Nate ¿has pensado en los Dugray? También tienen hoteles y creo que son más convenientes que los Bass, tienen una línea de trenes, si los vendieran dentro podríamos recuperar lo perdido.
—Lo he pensado, si, y ya hay un contrato— curiosamente, esa era mi oportunidad de estabilización —Al igual que una cena en dos días.
—¿Puedo estar?
—No.
Sabía lo importante que era para ella estar presente pero justo ahora tenía una lección por aprender.
—Por favor, Nate.
—No, Angelina y no vamos a discutirlo.
No contestó esta vez, sólo puso sus ojos en blanco y ante aquello alcé una de mis cejas en señal de advertencia, advertencia que tomó al instante ya que fingió entretenerse en algo más.
—¿Podemos ir al pueblo? Quiero comprar vestidos.
—¿Comprar vestidos? Tienes un armario lleno de ellos.
—Ya los use casi todos, los que quedan parecen de funeral o son de colores horribles— su nariz se arrugó—Por favor, Nate— unió sus manos, aquello era dramatismo, Amelia se encargaba de que no repitiera vestidos y de recogerlos con la costurera.
Siempre había amado la moda al igual que nuestra madre, pasaban horas en su taller sin aburrirse y eran infinitas las veces en las que Ange se había pinchado con una aguja o un alfiler.
—Solo cinco— respondí terminando el vino dentro de la copa, después de todo bajar la guardia un segundo con ella no sería malo.
—Gracias, gracias, gracias— se levantó dándome un abrazo, aún me parecía extraño todo esto pero siendo sinceros, sus abrazos eran tiernos. Devolví este, acomodando su cabello hacia atrás —Iré a prepararme.
—Nos vemos en 20 minutos— sonreí suavemente, cerrando la carpeta en la mesa, mirándola desaparecer por el pasillo —Oliver.
—¿Si, señor?
—Pide el auto, por favor, saldremos en 20.
Angelina
Por fin iría al pueblo, después de tres semanas aquí saldría a un lugar que no fueran los viñedos o los jardines, estaba emocionada a decir verdad.
Bajé las escaleras encontrando a Oliver en el camino —Hola.
—Hola, señorita— sonrió extendiendo mi abrigo, colocándose a mis espaldas. Oliver era joven, debía de tener unos 25 como máximo, tal vez por eso era el más cercano con Nate.
—Oliver, no vas a creer lo que encontré en...
—Por Dios, Theodore, Amelia acaba de limpiar el piso.
Un chico de cabello rubio y ojos azules, miró a Oliver con cierto arrepentimiento a medida que retrocedía —Lo siento— musitó sacudiendo sus zapatos.
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𝓓𝓮𝓼𝓬𝓸𝓷𝓸𝓬𝓲𝓭𝓸𝓼
General FictionAngelina y Nate, dos hermanos de la alta sociedad que vuelven a reunirse tras el fallecimiento de sus padres. Nathaniel tendrá que hacerse cargo de su hermana con tan solo 23 años, Angelina de 15 por otro lado, creció sin conocer a su hermano. Vivi...