IX

1.2K 67 9
                                    

Angelina

No hacía falta decir que la mañana siguiente fue fatal, apenas cruzamos palabras o miradas, Sam era quien trataba de hacernos hablar pero al final no funcionaba nada.

El día en la escuela fue como cualquier otro, no ocurrió nada emocionante, comí con Theo y Nan, seguí ignorando al duque que hacía lo mismo conmigo, las clases tediosas siguieron, la única llamativa era de la pintura y por el profesor que era el mejor, no era el típico hombre estricto. Era divertido y se doblaba con nosotros.

—No puedes ir a casa, o al menos no conmigo, Nate lo pidió así.

—Oliver me lo comentó en la mañana ¿qué pasó entre ustedes?

—Discutimos— bajé las escaleras —Estaré castigada no sé cuánto tiempo, no puedo salir de esa casa prácticamente, ni siquiera a los viñedos.

—¿Ni siquiera a los viñedos?— preguntó con asombro —Debió de ser fatal su discusión.

—Basta con decirte que contratará una institutriz por las tardes.

Su rostro hizo un gesto torcido —¿Y cómo estás?

—Bien...le voy a demostrar que no me importa.

—Tampoco puedes estar enojada con él por siempre.

—¿Quieres apostar que si? Es un idiota.

—Es tu hermano.

—Y un idiota.

—Si tú lo dices— sonrió débilmente —¿Entonces nos vemos mañana?

Asentí como primera respuesta —Si, nos vemos mañana.

Recibí un corto abrazo de su parte, nuevamente no regresaría conmigo a casa.

Llegué al primer piso el cual ya estaba un tanto vacío, habíamos salido hace treinta minutos pero el profesor de literatura nos dio la oportunidad de entregar el examen un poco más tarde. Caminando a la sección de oficinas para recoger una carta que alguien había mandado encontré a los Blackwood, bueno, a uno de ellos.

Miré a Dominic junto a las puertas que cruce la primera noche que los conocí, sus ojos se enfocaron en mi y de alguna pareció alarmarse, asomando su cabeza hacia una de las oficinas antes de volver a mi.

No iba a meterme en eso, no tenía idea de lo que hacían pero tampoco me interesaba. Ya no era mi problema.

Traté de abrir la puerta pero estaba bloqueada ¿en verdad se habían ido ya? Suspiré acomodando mi mochila, girándome para ir de vuelta a la zona de las escaleras.

—Angelina.

Reconocí su voz, lo observé junto a su primo que cubrían el interior de la oficina.

—No diré nada— seguí con mi trayecto —Con permiso.

—Necesitamos ayuda...por favor— habló Dominic esta vez.

—¿Ayuda?— deje de avanzar —¿En qué?

Con una seña me pidió que me acercara, mirando a nuestro alrededor para verificar que no hubiera nadie, me acerqué asomando mi cabeza a la oficina.

—¿Qué están haciendo?— analicé todos los papeles en el suelo.

—Buscamos algo— contestó Damien.

—Oh ¿de verdad? Nunca me hubiera dado cuenta— dejé mi mochila en el suelo, recordando con quien hablaba —Lo siento.

—Descuida— se acercó a mi —¿Podrías tomar los archivos de arriba? No los alcanzo ni subiéndome al escritorio y Dominic no puede dejar la puerta sin vigilancia.

𝓓𝓮𝓼𝓬𝓸𝓷𝓸𝓬𝓲𝓭𝓸𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora