Angelina.
Tres semanas, habían pasado tres semanas desde el inconveniente en la cabaña del duque, no había cruzado palabra con él desde entonces, había ciertas miradas por parte de ambos pero solo eso.
Me había causado muchos problemas, de alguna manera mi vida volvió a ser la de antes, sin tantos atrevimientos, retos o decisiones alocadas.
Salí de la escuela, caminando al auto de mi hermano que se encontraba al final de las escaleras. Esta vez Theo no venía conmigo, no había comprendido la razón pero ya después le preguntaría.
—Buenas tardes— saludé al chofer, poniéndome el cinturón.
—Buenas tardes, señorita— sonrío, dándome una mirada desde el espejo retrovisor.
El camino fue silencioso como de costumbre, Nathaniel últimamente estaba centrado en el negocio de los viñedos y después del trato con los Dugray, iba de maravilla. Habíamos recuperado muchas de las pérdidas, casi volvíamos al mismo nivel de antes, solo era cuestión de un par de semanas.
Me deshice del moño en mi cabello, ahora había una tonta regla de que las chicas no podíamos llevarlo suelto y los chicos debían cortarlo a tal punto. Cerré los ojos, recostándome en el asiento en espera de llegar a casa, moría de hambre.
Pasaron varios minutos hasta que el auto se detuvo, la puerta se abrió dejando ver a Gabriel, el que se encargaba de abrir la puerta comúnmente y recibir a las visitas.
—Gracias— agradecí tomando su mano para bajar.
Le tendí mi mochila dirigiéndome directo a la oficina de Nate, ya no era un amargado como tal, lo seguía siendo, claro, al final estaba en su naturaleza. Pero había mejorado mucho.
—¿Nate? Aprendí a pintar un...— me quedé callada al ver a la señora Bass y a su hijo sentados frente al escritorio.
—Oh, llegó— me sonrió —Pasa, cariño.
Un tanto confundida miré a Nate, su rostro no demostró ninguna expresión, solo se mantuvo serio haciéndome una seña.
Cerré la puerta a mi espalda, comenzando a pensar de qué podía tratar esto...aunque la verdad sabía que era —¿Qué pasa?
—Venía a comentarle a tu hermano lo que Theodore y tú le hicieron a mi hijo.
—No se de que habla.
—¿Gusanos en la mochila le suena familiar?
Ay no.
—No...
—Hay testigos de que fueron ustedes, Beck me rogó que lo dejara pasar por miedo al duque, pero es una falta de respeto, señorita.
—Su hijo lo tenía merecido, fue un imbécil con nosotros en el almuerzo.
La señora Bass sonrió, girándose a Nate —Por más que lo intente esta niña no tomará cabeza, no comprendo como no quiere verlo. Su comportamiento insolente, grosero, infantil y descarado siempre estará ahí— me recorrió con la mirada —Un convento es la mejor opción.
—A un convento debería meterse usted, es el mismísimo...
—Angelina— Nate alzó una de sus cejas —Le pido una disculpa, señora Bass y a ti también, Beck, fue incorrecto actuar así— se puso de pie, acercándose a mi.
—No voy a hacerlo— bajé la voz al notar aquella mirada —Se lo merece, Nate, no me voy a disculpar.
—Hazlo y terminemos con esto.
—No.
Frustrado, cruzó sus brazos con una expresión totalmente seria. Aterraba siendo honestos.
Torcí los ojos, enfocándome en el idiota de Beck a quien le di la disculpa más falsa del mundo.
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𝓓𝓮𝓼𝓬𝓸𝓷𝓸𝓬𝓲𝓭𝓸𝓼
General FictionAngelina y Nate, dos hermanos de la alta sociedad que vuelven a reunirse tras el fallecimiento de sus padres. Nathaniel tendrá que hacerse cargo de su hermana con tan solo 23 años, Angelina de 15 por otro lado, creció sin conocer a su hermano. Vivi...