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Angelina

¿Cabello suelto?

—No lo se— respondí con indecisión —Nunca he ido a un baile de este tipo.

—Suelto— nos iluminó Amelia —Pero ondulado.

Theo y yo la observamos un momento, quedaría bien, deje que mi amigo lo cepillara antes de que Amelia comenzara a hacer los pequeños rizos más definidos.

—Esta preciosa, señorita, Beck va a enfurecer cuando te vea.

Reí ante el comentario de Amelia, el vestido resaltaba bien con mi piel pálida y tono de mi cabello, honestamente no me disgustaba mi aspecto justo ahora.

—¿Nate ha dicho algo, Amelia?

—Está en su habitación desde hace horas, debe estar ocupado.

—Supongo— musité esperando que el proceso terminara y fue así puso color en mis mejillas.

Oliver tocó la puerta, asomando su cabeza cuando Amelia confirmó que podía ver —El auto está listo.

—Gracias, Oliver, ya vamos— pasé a Theo quien me tendió su brazo, tomando este me puse de pie dándole una sonrisa a Amelia —Muchas gracias a ti también.

—No hay de que, señorita.

Salimos de la habitación con la intención de ir a las escaleras, miré hacia la habitación de Nate pero la puerta seguía cerrada. Lo mejor sería no interrumpirlo.

—Ange.

Giré mi rostro encontrándolo en la habitación de nuestros padres, llevaba una caja en sus manos a la que se aferró al caminar hacia nosotros —Hola...

—Estas muy linda— sonrió recorriéndome con la mirada, noté como sus ojos se humedecían pero tomé su mano antes de que pudiera derramar una lágrima —Acompáñame— entrelazó nuestros dedos, avanzando de vuelta a mi habitación.

—Te veo abajo— hablé hacia Theo antes de seguir a mi hermano —¿Qué pasa?

—Es algo para ti— dejó de caminar cuando llegamos al tocador donde recorrió el banquito para que tomara asiento —Tómalo como un regalo de mamá, estoy seguro que le encantaría saber que los llevas esta noche.

—¿Qué cosa?— por su reflejo miré cómo abría la caja sacando un collar junto a unos aretes dorados con cristales rojos. Lo miré un tanto sorprendida, las joyas de mamá siempre había sido algo fascinante pero sentía que era demasiado para mi, tenía el miedo de llegar a arruinarlas de alguna forma —Nate...— ni siquiera pude hablar cuando colocó el collar en mi cuello, subí mi mano a este tocándolo con delicadeza —Mamá lo amaba.

—Lo amaba porque sabía que tú lo amabas— después de poner los aretes colocó sus manos en mis hombros —Vas a brillar esta noche, Ange— dejó un beso en mi mejilla —Confío en ti, se que podrás con todo y con todos...pero evita a los chicos, por favor, aún estás pequeña como para buscarte esposo.

—Iugh— reí junto a él.

—Lo digo en serio, Ange, muchos chicos comienzan su búsqueda en este tipo de cosas, por favor no te involucres con nadie que no sea Theodore.

—Está bien— asentí —Muchas gracias, Nate, en verdad— me levanté a abrazarlo con fuerza, esto significaba mucho para mi —Te quiero.

—Y yo a ti— acarició mi espalda al separarse —Pero no llores— me apuntó al ver mis ojos cristalizados —Anda, te acompaño al auto.

Tomé su mano bajando las escaleras hasta la entrada donde esperaba Theo con Oliver junto al auto, estaba nerviosa, no había caído en cuenta hasta ahora.

𝓓𝓮𝓼𝓬𝓸𝓷𝓸𝓬𝓲𝓭𝓸𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora