XIX

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Angelina

—¿Llevas todo?

—Que si, Nate, llevo todo.

—No quiero escuchar ni una sola queja después— amenazó entrando a mi habitación —No quiero un "ay, tengo frío" o un "ya no puedo" "me duelen los pies" y muchos más.

—Yo no hablo así, enojón— reí echando mi cabello hacia el frente —¿Qué dices?— giré llevando las manos a mi cintura.

—Te ves preciosa, Ange

—Gracias— sonreí tomando mi abrigo —Llevas la corbata un poco floja.

—Oh si....

—Te ayudo.

—Yo puedo— subió sus manos al cuello de la camiseta pero me puse de puntitas alejándolas para hacerlo yo.

—Nathaniel Wesley Van Windsor— abrí mi boca con sorpresa al notar aquella marca redonda en su cuello con un ligero color de moretón —¿Qué es eso?

—Cosas de la vida, Ange— aclaró su garganta, terminando de ajustar su corbata.

—¿Vas a embarazar a Cristy?

—No todas las relaciones terminan en embarazo, Ange— rió sacando un collar de mi madre —Aunque un sobrino no estaría mal ¿No?

—¡Saaaam! ¡Nos quieren hacer tíos!

—¿Quée?— gritó el mencionado.

—¡Ange!— se cruzó de brazos.

—¿Vas a embarazar a Cristy?— Sam entró a la habitación.

—Son unos clones— Nate alzó sus manos —¿Qué más les da? Es mi esposa para su información y los esposos tienen hijos ¿Por qué creen que están aquí?

—Tu también, idiota— Sam golpeó su hombro.

—Ya era hora— abroché el collar —Ya tienes 25, Nate, te harás viejo y tendrás un hijo hasta los 40.

—La que estaría soltera hasta los 30.

—Era un aproximado— rasqué mi nuca —Ya tengo 17, puedo tener novio.

—Ni me lo recuerdes.

—Ese mocoso nos soborno con su encanto.

Reí poniéndome al abrigo —Pues ese mocoso ahora tiene una fiesta de presentación así que vamos.

Los dos bufaron pero terminaron por salir de la habitación, Cristy estaba en al estancia junto a Amelia charlando de algo.

—Que guapos están todos— nos sonrió —¿Ya nos vamos?

—Ya nos vamos— confirmó Nate.

Entrelazando mi brazo con el de Sam salimos de casa yendo al auto que ya nos esperaba.
El duque había decidido renunciar a su puesto ya meses atrás se le había diagnosticado una enfermedad en el corazón, no era algo tan grave pero cualquier cosa que pudiera interrumpir su tranquilidad y acelerar sus latidos podría hacerle daño.
Damien era el siguiente en la sucesión, toda su vida se preparó para este momento y ahora oficialmente era el duque. No había una ceremonia como tal, el título pasaba mediante un mundo de papeleo pero lo importante era su fiesta de presentación frente a la sociedad. Cosa que odiaba, detestaba las fiestas que se centraban en él pero con ayuda de su madre lo calmamos lo mejor posible.

—¿Estás nerviosa?

—¿Por qué?

Sam negó un poco —Has crecido mucho, zanahoria.

𝓓𝓮𝓼𝓬𝓸𝓷𝓸𝓬𝓲𝓭𝓸𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora