SIEMPRESage odiaba los escalones de la casa de Snow. Odiaba por completo a ese hombre.
— Recuerda que si algo no te agrada, la palabra mágica es...
— Durazno — recordó Sage mirando a Finnick.
Ambos continuaron su andar, llevando las miradas de los presentes, algunos con miradas más allá de una simple visita.
— Odio la manera en que me miran — murmuro Sage mientras camina con Finnick del brazo. — Como si fuera un caramelo al que quitarle un envoltorio.
— Algunos ya lo hicieron — bromeó Finnick ganándose un golpe de su amiga. — Pero ganaste algo mejor cariño, el poder de tener a esos hombres y mujeres en la palma de tu mano, con tan sólo hablar puedes destruirlos.
La música comenzó a sonar. Finnick estiró su mano para que ella la tomara.
Sage bromeó inclinándose un poco como una reverencia para aceptar la invitación.
La vista de los hombres y mujeres fue hacia ellos, dos personalidades bastante poderosas que eran capaces de seducir con tan solo el andar o con su movimiento de caderas.
La titiritera y el vencedor más joven.
— ¿Me permites, Odair?
La voz de Seneca Crane llegó a los oídos de Sage, la joven se aferró un poco a las manos de Finnick, pero tuvo que soltarlo.
Crane se acercó a la joven mentora, colocando su mano en su cintura atrayéndola hacia él.
— ¿Disfrutas la noche? — cuestionó Crane.
— No tanto como estar dentro de mi habitación.
— Seré el primero en tu lista esta noche.
Finnick quien estaba cerca logró escucharlo miró a Sage par ver si está decía la palabra mágica, no dijo nada.
— ¿Está vez si salvarás a mis tributos? — cuestionó Sage mirando al encargado de los juegos.
— Todo tiene un precio, cariño — susurro Crane dándole una vuelta causando que la espalda de Sinclair chocara con su pecho atrapándola en esa forma. — Señorita Sinclair podríamos tener esta conversación en otro lugar, usted sabe donde.
Finnick volvió a mirar a Sage, pero esta vez con la sangre sintiéndola hervir en su interior, quería golpear a aquel hombre por las insinuaciones hacia su mejor amiga, no era la primera vez que lo hacía y sabía que tampoco sería la última.
— Vaya es todo un caballero señor Crane — susurro Sinclair. — Pero todo tiene un precio, Crane — respondió Sage usando sus mismas palabras.
Crane la miró dejando que volviera a su posición. Lo vio como la miraba, hizo una seña con su cabeza que indicaba seguirlo.
Odiaba eso, lo odiaba tanto, pero si quería una ventaja de como salvar a Peeta y Katniss lo haría.
— No tenias que acompañarme hasta acá — hablo Sage mientras el elevador subía hasta el piso doce.
— ¿Y dejar que Crane nuevamente intente seguirte? Ni en mis peores sueños — murmuró Finnick al ver cómo las puertas se abrían.
Sage se aferró a la tela del saco de Finnick sobre sus hombros, escondiendo las marcas que Seneca le hizo en la piel.
— ¿Cómo está Mags? — cambió el tema Sinclair.
Odair notó la acción de su amiga, odiaba tanto a Crane por la forma en que lastimaba a Sage.
— Extrañándote cada día — respondió el vencedor del distrito cuatro. — Me quédate hasta que entres, buenas noches.
— Buenas noches, Finnick.
Sage entró al departamento esperando que nadie estuviera despierto.
Probablemente Genya lo seguía estando esperándola para curar sus heridas como siempre.
— Creí que nunca llegarías. — la voz adormilada de Peeta Mellark llegó a los oídos de Sage asustándola .
— Me asustaste — se llevó la mano al pecho.
— Lo lamentó.
— ¿Me estabas esperando?
Peeta se levantó del sofá. — Si, te guarde fresas. También creí que alguien debía quedarse a ver qué llegarás bien, cuando no aparecías Haymitch dijo que llegarías más tarde.
Sage se acercó unos pasos hacia el rubio. Mellark abrió su boca para decir algo, el sacó en los hombros de Sage resbaló un poco dejando al descubierto una marca roja en su piel.
— ¿Qué te pasó?
Sinclair miró la marca, cubriéndola rápidamente con el saco.
— Debes ir a dormir mañana tienes un día ocupado — intento desviar el tema. — Gracias Peeta, por esperarme.
— Siempre, Sage. Buenas noches.
— Buenas noches Mellark.
Sage vio como Peeta se iba, al ver la puerta cerrada camino a su habitación viendo como Genya estaba allí esperándola. La pelirroja al ver a su amiga llegar abrió sus brazos dejando que la joven Sinclair se rompiera entre ellos.
Vio las heridas en el cuerpo de su amiga, moretones y marcas que Seneca Crane dejaba en ella como si fuera un símbolo de su propiedad. Desde su victoria el hombre fue el primero que quiso estar con ella y desde entonces es el primero en pagar una suma alta por una noche a su lado, los secretos que tenía eran valiosos, pero ni las joyas, el dinero o los secretos valían tanto para Sage cada noche que veía aquellas marcas en su piel.
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DARK HORSE; Peeta Mellark
FanfictionDH|| 🔥🏹 Sage Sinclair firmó su sentencia de muerte cuando se convirtió en la vencedora de los juegos 69°. Ser mentora no era algo que ella deseara, tampoco ver morir año con año a sus tributos. En los juegos 74° la esperanza llegó tocando la puer...