nineteen

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AMENAZA

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AMENAZA























Sage sentía los besos de Peeta alrededor de su cuerpo. Primero los besos iban desde su frente bajando por sus pómulos, hasta llegar a su clavícula donde el chico dejaba un largo rastro hasta llegar a sus labios.

Sus besos eran lentos, para luego intensificarse.

Sage pudo haber estado con otros hombres antes de Peeta, hombres a los cuales nunca amó, los cuales siempre querían mantener el control en ella. Jamás había estado con un hombre al que tuviera sentimientos, no hasta, Peeta.

Ella se acomodó en la cama para ponerse sobre el estómago de Peeta, se acercó para besarlo, las manos del chico eran inexpertas al mantenerlas en su cintura.

Al alejarse de Peeta notó como el chico de cabellos rubios ya no estaba, en cambio en su lugar se encontraba Seneca Crane.

El hombre tomó fuertemente a Sage de la cadera para hacer que las posiciones cambiaran. Envío las manos de ella hacia arriba de su cabeza evitando que tuviera movilidad, las embestidas eran fuertes, era rudo con ella.

Sinclair tuvo que hacer lo qué hacía siempre: fingir. Fingía que lo disfrutaba, fingía que quería eso, cuando en realidad las lágrimas salían de sus ojos empapando sus mejillas.
















Sage despertó debido a la incomodidad que sentía, busco pensando que estaba en el Capitolio en la cama de aquel hombre, pero la realidad la golpeó.

Crane había muerto.

Notó como a su lado estaba Sebastian, su hermano seguía durmiendo junto a ella a pesar de tener su propia cama. No se quejaba, le ayudaba a que sus pesadillas se controlaran.

— Sebastian — intentó despertarlo. — Sebastian — volvió a llamarlo sin éxito alguno. — Sebastian Sinclair, sino despiertas en este momento...

Al instante el pequeño abrió sus ojos encontrándose a su hermana.

— Buenos días Sage — le sonrió. El chico bajo la mirada hacia el vientre de su hermana. — Hola bebé.

Sage sonrió al escuchar a su hermano hablar con él bebé. Algo que hacía muchas veces.

— ¿Iremos con Haymitch? — preguntó Sebastian acomodándose en la cama.

La chica tocó la nariz de su hermano con la pintura de su dedo.

— Pero primero quiero ir por pan — aviso.

DARK HORSE; Peeta MellarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora