ENTREVISTASinclair acomodaba la solapa del traje que llevaba puesto. Era un tono de morado que se adecuaba a su tono de piel.
Miró sus manos las cuales aún tenían rezagos de las noches en que se lastimaba.
— Aquí están — dijo Genya llevando consigo los guantes de cuero.
En esta ocasión los guantes combinaban con su traje. Sage le agradeció.
— Peeta me contó lo que sucedió — hablo Genya intentando que esta no se molestara. — Creo que ambos son lindos juntos.
Sage dejó de acomodar uno de los guantes. — Genya, no hay nada entre Peeta y yo, lo único que existe es una relación mentor y tributo.
Genya hizo una mueca en su rostro. La mentora salió del lugar para acercarse junto a Finnick. Era la noche de las entrevistas con Caesar Flickerman.
— Uy, te ves con una cara de pocos amigos — hablo Finnick al verla.
— Si dejarán de preguntar por Peeta, tal vez tendría una mejor cara.
Finnick no le dijo nada al respecto, espero a que ella se sentara y comenzaron a ver las entrevistas.
Caesar estaba animado como cada noche, aquel característico sentido del humor.
— Escuché algo — susurró Finnick hacia Sage. Ella se inclinó un poco escuchándolo mejor. — Cierto vigilante en jefe desea hacer algo memorable en la arena, algo de lo que no te puedes arrepentir.
— ¿Va a matar a mis tributos?
— Yo solo digo lo que escucho — Finnick se alejó. — Tal vez no le gustó tu actuación junto al chico.
— Hablaré con Crane.
Los ojos de Sage volvieron al escenario cuando escuchó el nombre de Peeta.
Finnick notó como ella prestaba total atención, además de un cierto brillo en su rostro que antes no poseía.
— Peeta, bienvenido, ¿cómo te encuentras en la capital? Y no digas que con un mapa — cuestiono Caesar causando la risa de Peeta.
— Es diferente — respondió Mellark. — Muy diferente a casa.
— Diferente, ¿diferente en qué sentido? Danos un ejemplo — preguntó Flickerman.
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DARK HORSE; Peeta Mellark
FanfictionDH|| 🔥🏹 Sage Sinclair firmó su sentencia de muerte cuando se convirtió en la vencedora de los juegos 69°. Ser mentora no era algo que ella deseara, tampoco ver morir año con año a sus tributos. En los juegos 74° la esperanza llegó tocando la puer...