Despertando como una jovial flor de primavera, SooJin realizó su rutina mañanera de domingo, estiramientos de yoga después de haberse quitado su pijama y bajado por un termo con agua fría; se duchó después de eso y procedió a maquillarse el cuello con aquella marca morada y roja, en completa tranquilidad y sonrojándose al recordar las caricias de Jungkook y sus labios posándose sobre los de ella.
Los perfectos poros de la muchacha no presentaban turbulencia alguna, ni una pizca de culpa o remordimiento.
El domingo por la tarde Soojin se arregló y antes de que Jungkook la llamara les dijo a sus padres que iba a salir con sus amigas, inventándose la mentira de que iba a dormir con Eunjoo y que se iba a ir junto con ella a la universidad a la mañana siguiente para así no tener problemas con el permiso de sus padres.
Yoongi había despertado con una resaca terrible, había decidido no desayunar pues cuando sus ojos se abrieron ya eran las 3 de la tarde. Miró su celular desde el primer momento, sin ningún mensaje, ni llamada de parte de la muchacha que le seguía robando los suspiros, se mordió las uñas y lo carrizos de su labio, ansioso. Pasó el día escribiendo y borrando mensajes destinados para la muchacha, indeciso, temeroso y hasta enojado solo recordando que Jungkook estaba mas que presente.
"Soojin, tenemos que hablar" está vez, a las 7 de la noche se envió aquel crudo mensaje. Mientras Soojin, descaradamente ya besaba a Jungkook hasta que ambos necesitaban aire, el mensaje llegó, pero en ningún momento fue leído.
— Ah... Sin chupetes, Jungkook. — gimió en el oído del muchacho.
— Me encanta marcarte. — jadeó Jungkook debajo de Soojin, con sus labios sobre sus pechos aún cubiertos por aquel conjunto negro de lencería que justamente él le había regalado. — Te ves buenísima con esa tanga.
— Me la regalo alguien. Hace como media hora, de hecho.
— Que buenos gustos tiene, ¿o no? — la apretó más hacía él ocasionando que la muchacha gimiera al sentir su erección atrapada en aquel pantalón negro de mezclilla todavía y aquellas manos masculinas apretando su trasero, mientras sus labios besaban apasionadamente su cuello.
Jugando con el tirante del sostén con sus dedos lo deslizó por el brazo de la muchacha, observando su expresión suplicante y como se mordía sus labios.
Mientras ellos disfrutaban como jamás lo había hecho, Yoongi compraba más alcohol, no podía sacar a Soojin de su mente y desgraciadamente al instante aparecía el rostro de Jungkook, era una tortura para él, sentado en su balcón, con un cigarro y una botella de whisky comenzó a llorarle a la luna, retomando aquel vicio tan arraigado que tenía y que de repente cuando Soojin apareció en su vida había abandonado. Inconsolable, sabía que no podía olvidarla y se preguntaba cómo podía hacer para detenerla, cuestionándose con recelo que le faltaba, como borraba cada uno de los putos recuerdos que tenía con ella; aquellos besos en su cama, en algún bar o café, inclusive en la universidad. Sabiendo el descarado crimen que Jungkook había cometido, robarla de su lado.
Con el inmenso dolor sabía que Soojin poco a poco iba a comenzar a desaparecer de su vida como un fantasma.
Solo exigía una respuesta de su parte: ¿Cómo borrar sus besos?
La noche avanzaba, arrancándole el corazón a Yoongi y la respiración a Soojin quien empotrada contra la pared de aquel lujoso hotel disfrutaba ser follada por el hombre de su vida.
Jalando el pelo de la fémina Jungkook jadeaba; su respiración era agitada, su pecho desnudo subía y bajaba marcando el esfuerzo que hacía.
— ¿Te gusta? — gruñó azotando el culo de Soojin, aun usando aquella tanga y los ligueros.
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❝In the forest❞ J. JK
Fiksi Penggemar¿A qué hermano se le ocurre llevar a su hermana menor de campamento junto con sus amigos, cuando ellos mismos le han insinuado cosas con su hermana? ❝ - ¿A dónde me llevas? - A donde haya más privacidad. - exclamó ella con voz picara. - Estamos en m...