𝐏𝐫𝐨́𝐥𝐨𝐠𝐨

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Hogwarts - 1993

... El odia a Sirius — dijo Hermione con desesperación — Por una estúpida broma.

— Sirius no ha obrado como un inocente — terció Dumbledore viendo a los tres niños que lo miraban desesperados por su ayuda — La agresión contra la señora gorda... entrar con un cuchillo en la torre de Gryffindor... Si no encontramos a Pettigrew, vivo o muerto, no habrá posibilidad de cambiar la sentencia.

— Pero... ¿usted nos cree? — preguntó Harry esperanzado.

— Si, yo sí — respondió en voz baja — Pero no puedo convencer a los demás de lo contrario.

Harry sintió que el suelo se hundía bajo sus pies. A lo largo de estos años en Hogwarts, siempre creyó que Dumbledore podría resolver cualquier cosa. Pero en este momento parecía incapaz. Más Cassiopeia lo miraba muy enojada, incrédula, no podía creer que el director no hiciera nada por ayudarlos, ni por ayudarla a recuperar a su padre.

— Lo que necesitamos es ganar tiempo — el anciano miró a Hermione.

— ¿Qué? — susurró la niña — ¡Ah!

— Ahora, préstenme mucha atención — dijo el hombre agarrando a los niños de los hombros para acercarlos más — Sirius está encerrado en la oficina del profesor Flitwick, en el séptimo piso. Torre oeste, ventana número trece a la derecha. Si todo va bien, esta noche salvarán más de una vida inocente — miró a Hermione nuevamente — Pero recuerden, no los pueden ver. Señorita Granger, conoce las normas y todo lo que está en juego — la miró seriamente — Y una cosa más, deben regresar exactamente a la misma hora en la que partieron, si no... usted sabe las consecuencias — la niña asintió.

Por otro lado, Harry no tenía ni la menor idea de lo que el anciano hablaba, solo los veía con desconcierto. Y Cassiopeia miraba a Ron, hacía señas para entender todo lo que pasaba.

— Voy a encerrarlos con llave. Son... — miró su reloj — Las doce menos cinco. Tres vueltas deberían bastar. Buena suerte.

— ¿Buena suerte? — repitió Harry viendo a Cassiopeia y luego a Hermione — ¿De qué está hablando? ¿Alguna podría explicarme? ¿Cassi? – se dirigió a ella esperando una reacción o simplemente para ver sus ojos azules.

— Yo tampoco tengo idea — soltó la rubia — pero no me importa ¿podemos salvar a mi papá? — se dirigió suplicante a Hermione, estaba completamente desesperada.

— Sí todo sale bien... si — le sonrió a su amiga.

La niña castaña buscaba algo en su túnica. Sacó una cadena de oro muy larga, con un reloj circular en el medio.

— Vengan acá ambos — Cassi se acercó por inercia, pero el niño Potter se quedó inmóvil viendo todo — ¡Rápido, Harry! — se movió de su lugar y se puso al lado de sus amigas, tomando la mano de la niña Stark, quien la apretó con fuerza.

Hermione rodeó a los tres con la larga cadena, le dio tres vueltas al reloj (como Dumbledore ordenó) y de repente los niños sentían que sus pies ya no tocaban la tierra. Segundos después, volvieron a lo sólido...

La travesía de los tres fue bastante pesada. Con una Hermione preocupado por ayudar a sus amigos, un Harry alterado por salvar a su padrino y al padre de su mejor amiga, y una Cassiopeia a punto de estallar por los nervios de no lograrlo y no volver a ver a Sirius Black jamás.


Entre luchas, maratones, rasguños, golpes, pisotones y primeras impresiones, lograron su cometido, pero a un precio muy caro.

Los tres niños regresaron a las doce en punto, más tarde de lo que les habían indicado.

— ¡Lo logramos! — gritó Hermione en cuanto regresaron a la enfermería.

Harry y Cassi sonreían, pero algo estaba mal.

Los ojos del Potter estaban cambiando y Cassiopeia Stark se estaba desvaneciendo en el aire.¿Cómo era eso posible? ¿Qué estaba sucediendo? Hermione logró ver el reloj que tenía, dándose cuenta de la hora y maldiciendo mentalmente antes de que todo quedara en negro.

La pequeña acción de los niños, si que había funcionado, no solo habían evitado un destino. Más bien lo habían eliminado de la línea temporal, cambiando así, el futuro y el presente. Pero Albus Dumbledore tenía razón, habían salvado más de una vida, en este caso... más de dos.

O bueno, tal vez solo habían alargado sus días un poco más...

All of us must dieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora