𝟒. 𝐂𝐚𝐬𝐭𝐢𝐠𝐨𝐬

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Hogwarts - 1970

Ya había pasado un mes desde que los 5 chicos de Gryffindor habían entrado a Hogwarts, todo iba de maravilla, hasta ahora. Los niños habían hecho un par de bromas y el "no quiero quejas" de su madre a Arabella, se le olvidó por completo.

Era miércoles, las doce del día, Remus Lupin había estado un poco insoportable un día anterior, pero era entendible porque su mamá estaba enferma, el estaba preocupado. Más tarde fue a visitarla y había regresado por la mañana, sin haber dormido.

La clase de Historia de la Magia estaba de lo más aburrida. Sirius miraba al techo, como siempre no prestaba atención, Peter intentaba hacerlo, pero se quedaba viendo un punto fijo y de ahí no salía, Arabella estaba haciendo origami (como siempre) y James la observaba mientras el cortaba el pergamino en pedazos chiquitos para que la niña pudiera continuar. Pero Remus se estaba quedando dormido, intentaba no hacerlo porque sabía que el era el responsable de los 5, pero ya no aguantaba su cuerpo. El niño castaño se recargó en su mano y cayó rendido cuando ya no pudo más.

— ¡Remus Lupin! — ante el grito de fantasma, todos pegaron un brinco — Estás castigado — sentenció.

— Pe- pero... — intentó hablar el aclamado.

— Pero nada — cortó el fantasma.

— Eso es injusto — saltó Arabella enojada — No puede castigarlo por eso.

— Si puedo, señorita Stark y lo estoy haciendo.

Arabella estaba tan enojada ante la actitud del fantasma. No era un secreto que a este no le agradaba Remus, solía mostrarle su desprecio con comentarios hostiles durante las clases, nadie sabía porqué.

— Eso no le da autoridad de castigarlo solo porque se le da la gana — peleó de nuevo. Remus la jalaba de la manga para que se callara.

— Si puedo y soy el profesor.

— No es culpa de Remus que su clase sea aburrida — Arabella y todo los presentes abrieron los ojos sorprendidos ante lo que acababa de revelar la niña.

— ¿Qué has dicho? — el profesor estaba muy molesto.

— Lo que escuchó — se mantuvo firme, con la mirada de sus amigos sobre ella.

El fantasma la miró, se volteó y no le dijo nada, no la castigo, ni regañó ¿será porque ella era Stark? Arabella odiaba que a ella no le hicieran nada por su apellido.
Antes de que el profesor siguiera hablando, se levantó y tiró su silla al piso, provocando un sonido muy fuerte.

— ¿Quién hizo eso? — preguntó el fantasma, molesto.

— Fui yo — el profesor suspiró cansado.

Remus miraba preocupado a su amiga, jalándola de la manga para que se sentara y acabara ese show de una vez por todas.

— Muy bien... — suspiró con fuerza — ...Cómo les decía, en el año de 1521... — su voz fue cortada.

Arabella en su enojo había tirado las cosas que estaban en su escritorio, volviendo a llamar la atención del profesor.

— Estás buscando que te castigue ¿no, Stark? — ella lo miró desafiante, afirmándole su suposición — Bien, ¡estás castigada, al igual que Lupin!.

Sirius y James se miraron, entendiéndose con la pequeña acción y ambos empujaron su mesa, provocando que cayera; Peter que seguía a sus amigos en todo, se levantó e igual que Arabella, tiró su silla. Provocando un ruido estruendoso y que el adulto a cargo, explotara.

— Bien ¿eso quieren? Se los daré ¡detención, los cinco! — gritó quedándose en la mitad del salón — ¡Terminó la clase! — se fue flotando hacia lo más profundo del salón — ¡Odio a los niños!

All of us must dieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora