Monté mi caballo para poder apreciar el pueblo antes de refugiarnos en el Castillo Negro, que parece más a una fortaleza.
Al llegar al pueblo, los habitantes tenían caras de pocos amigos al visualizar me, eso me hizo sentir fuera de lugar.
Al llegar a las puertas del castillo una mujer de cabellos rojos se acercó rápidamente a Don.
- Mi Rey está de vuelta - La cual abrazó a mi espaso.
- Greta, qué gusto verte - Le devolvió el abrazo y la alzó sonriendo.
Mis tripas por dentro se agotaron, furiosa e indignada seguí el camino dentro del Palacio para dejar el escenario montado por la pelirroja.
- ¿Estás bien? - Leo me toma de la mano y ve mi rostro.
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- Quiero descansar y tomar un baño caliente - Dije desviando la mirada.
La verdad que el Castillo estaba iluminando por muchísimas antorchas y no se sentía un frío tan drástico como en el exterior.
- Ven conmigo - Dice Leo sujetándome de la cintura para guiarnos a los aposentos.
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Tomamos un baño caliente contemplando la vista nevada que nos ofrecen los ventanales.
- ¿Quién era ella? - Le pregunto mientras me acurrucó en sus brazos.
- Es su mejor amiga, la verdad se criaron juntos porque la madre de ella, era su nana de Don - frota mi espalda suavemente.
- Ella no siente solo una amistad, lo ama - Digo viendo sus ojos.
- No se mi Reina, solo se que la pondrás en su lugar, quiero que sepas que este Reino es muy duro con los forasteros incluyéndome - Dice besando mi cuello y dando rienda suelta a la pasión.
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