Caminamos sobre nuestros pasos para volver al Reino pero primero quiero hacer una parada en el pueblo.
- Vamos por una copa mi Rey - Le propongo insistentemente a Donovan.
- Sus deseos son mis órdenes mi Reina - Acelera el paso del corcel rumbo a la taberna, los habitantes inclinan su cabeza en señal de respeto hacia su Magestad.
- Mis Reyes adelante - El dueño de la Taberna al vernos nos recibe atentamente.
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El lugar es amplio y cálido, pero está medio vacío por ahora.
- ¿Con qué los puedo complacer? - Inclina su cabeza nuevamente.
- Escuché que su esposa hace un chocolate muy delicioso - Menciono con emoción.
- Asi es mi Reina ya se lo traigo con mucho gusto - Inclina su cabeza y espera que Donovan hablé.
- Quiero una copa de vino - Dice viéndome.
- Ya desempolvo su copa de oro su magestad - El alegre sujeto no pierde tiempo y grita después a su esposa para que prepare el chocolate.
- ¿Vienes mucho acá? - Me río discretamente, al ver a las doncellas murmurar en una esquina.
- Hace tiempo ya - Dice distraídamente tomando mi mano y besándola.
- Todos te tienen el respeto para con un Rey - Digo con un poco de pena.
- A ti igual mi Reina, desde que sobreviviste a la tormenta todos saben que eres digna a la corona - Dice acariciando mi mano.
- Acá está su magestades - El sujeto trajo consigo dos copas de oro; una con vino tinto y la otra con un chocolate caliente humeante.
