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- ¿No vendrán a cenar? - Pregunto a Sam, estando los dos solos en el comedor.

- Están ocupados - Dice tranquilamente, comiendo su carne.

Lo medito un poco recordando como Greta se lanzó a mis brazos y Laila salió disparada dentro del Castillo sin siquiera saludar.

- Vamos - Le digo a Sam para que en una bandeja deposite la cena y el vino para llevarlos a la habitación.

Al abrir la puerta el cálido fuego ya calentó la habitación y nos despojamos de los abrigos, dejando una vestimenta más ligera.

Visualizamos a los tortolos arropados y abrazados con muchas pieles.

- Hey despierten - Laila fue la primera en abrir sus ojos - Vamos a comer.

La veo frotar sus ojos, y ver los platos que tiene enfrente, tomando unas fresas que no se cultivan acá con mucha normalidad.

- Gracias - Desvía su mirada.

- A Greta solo la veo con ojos de hermano, no tienes que preocuparte - Acaricio su mejilla ganandome su atención.

- Yo no he dicho nada - Dice con indiferencia.

- Pero tu cuerpo lo dice por ti - Le digo con una sonrisa seductora que la hace sonrojarse.

- Dile que se mantenga a raya - Dice con una cara neutra.

- Así lo haré mi Reina, eres la única - Digo besando sus labios e invitándola a comer.

El Reino Negro 🌙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora