Katie estaba tan de buen humor, que incluso la vista de Haruki a la oficina del Sr. Smith, no la había desestabilizado. Lo que no comprendía era que tanto tenían que tratar, pues raro era el día que no pasaba por allí. Llegó incluso a pensar que Taylor estaba en algún problema económico o de otra índole, pero era ridículo que hablase de ello con el japonés, pues se conocían de muy poco.
Orson estaba al tanto de la visita ya que estaba en la cafetería de enfrente vigilando la zona y por supuesto, a ella. Haruki había llegado en un Audi prácticamente nuevo. De esos voluminosos, capaces de llamar la atención de cualquiera y, además, lo había hecho acompañado de tres escoltas. Estos no habían accedido al edificio, lo que quería decir que Nakamura se sentía seguro en el lugar.
—Katie, ¿podrías pasar a mi despacho cuando acabes?
Ella asintió mientras contemplaba cómo los dos hombres se despedían más secos que de costumbre. ¿Qué narices había pasado ahí dentro? Taylor volvió al interior del despacho, y entonces Haruki la miró con la misma pleitesía de siempre.
—Hoy tienes un brillo especial…
—Recuerda sonreír y ser amable, Diosa del sexo.
Orson, esa misma mañana, la había equipado con uno de los dispositivos que solía utilizar con Elián en Grecia. Era un pequeño aparato que pasaba completamente desapercibido para el resto y que les permitía permanecer en contacto continuo. Katie sonrió más por el comentario que le llegaba a través del pequeño receptor que por cortesía con el japonés.
—Gracias —dijo mientras se ponía en pie para colocarse a la misma altura —. ¿Un mal día con el Sr. Smith?
Nakamura miró a la portezuela que se encontraba cerrada y negó, aunque con evidente disgusto.
—Ponte en contacto conmigo en caso de necesitarlo… ¿De acuerdo?
Él deslizó una pequeña tarjeta con sus datos por encima de la mesa, confundiéndola. ¿Por qué iba a hacerlo? Haruki no perdió la oportunidad de volver a tomar la mano femenina y besarla, para a continuación, abandonar el pasillo.
—Deja de hacer el payaso… —murmuró para que la voz le llegase solamente a Orson que sonrió nada más escucharlo.
Katie, antes de pasar al despacho, llamó a la puerta. En cuanto la abrió, se percató de la tensión y la mala energía que había quedado en el ambiente. Su jefe, completamente pálido, le invitó a tomar asiento mientras que intentaba ordenar los papeles que había sobre la mesa. Katie obedeció, temiéndose lo peor…
—Katie, no me habías dicho que el Sr. Nakamura te había hecho una propuesta laboral.
Ella apretó el gesto molesta, pues si Taylor conocía la información era porque Haruki había abierto la boca.
—No lo creí conveniente…
—Es una buena oferta —insistió el hombre mayor.
—Estoy contenta con mi trabajo aquí. Perdón, pero… ¿Puede explicarme a qué viene esto?
El Sr. Smith suspiró, pensando la manera más pacífica de soltar aquella bomba, pero él ya estaba mayor para andarse con rodeos… Por otro lado, Orson vio salir a Nakamura que se quedó esperando en la calle, como si su labor allí aún no hubiera finalizado.
—Veras Katie… Es ridículo que no aceptes la oferta por el cariño y el aprecio que nos tenemos. Me ha costado mucho tomar esta decisión, pero siento que necesitas un pequeño empujón, es por eso que tu contrato será dado de baja en el plazo de quince días.
—Hijo de puta… —escuchó decir a Orson.
—Yo pienso jubilarme en breve y…
Katie, en ese mismo instante, dejó de escuchar… ¿Cómo había sido capaz? ¿Hasta dónde estaba dispuesto a llegar para tenerla donde él quería? Enajenada, se levantó de la silla tirándola al suelo, pero eso poco importaba porque tenía un objetivo que alcanzar. Salió hecha una furia del despacho, mientras que pensaba en partirle la cara al maldito japonés.
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El amigo del jefe de la mafia #2 | Erótica + 21 | Completa ✅
Любовные романыKatie Thompson vive bajo la vigilancia de Haruki Nakamura, miembro de la más grande y peligrosa banda criminal de Japón; la Yakuza. Un encuentro fortuito, una oferta extremadamente buena de trabajo y una serie de regalos, serán los responsables de a...