Todo había ido mejor de lo esperado. Petter y Bridge lo habían recibido como uno más. Aunque claro, él estaba actuando como un yerno perfecto, pero nada más lejos de la realidad. Abrumado por los pensamientos encontrados, salió al porche para estar un momento a solas. El silencio del exterior era de agradecer. Se escuchaba alguna que otra chicharra o incluso algún grillo, pero la tranquilidad y la calma eran las protagonistas por excelencia. Se sentó en el primer escalón, mirando el cielo de estrellas que tenía sobre su cabeza. ¿Era posible añorar algo que jamás había vivido?
—Con que vigilante de seguridad, ¿eh? —murmuró Katie que salía a reunirse con él envuelta en una mantita polar, pues las noches allí eran frescas.
Orson se encogió de hombros al recordar cómo Petter le había preguntado por su profesión y como él tuvo que recurrir a ese engaño, pues… ¿Qué suegro toleraría que su única hija saliera con un jodido maleante?
—Están encantados contigo —continuó Katie mientras se sentaba a su lado y le ponía un sombrero de paja —. Te queda mejor que a mí.
Él cogió el sombrero entre sus manos para moverlo de una mano a otra, mientras que Katie se armaba de valor para formular la pregunta que se le estaba atorando en el alma…
—¿Estás bien?
Inmediatamente sus ojos colapsaron con los de ella, que verdaderamente se mostraba preocupada.
—Tus padres creen que soy una buena persona, Katie.
—Lo eres…
—Aceptan y toleran al Orson que están viendo, pero es uno que no se acerca ni de lejos a la realidad.
Katie resopló. Pudiera ser que Orson tuviera razón, pues para ella no era un secreto lo que hacía en Grecia, pero no estaba de acuerdo en su afirmación.
—Ese es el problema y es que no te das cuenta de que este Orson también eres tú.
—Mujer, he hecho cosas que…
—Lo sé —dijo interrumpiendo su discurso —, pero son cosas que prefiero no saber.
Orson respetaba a Katie, pero no compartía su decisión, pues si de algo estaba seguro era de que nadie querría convivir con un jodido asesino.
—No hay mayor ciego que quien no quiere ver…
Ella se mostró frustrada ante su respuesta. Para ella, era evidente sus trapicheos con Elián e intuía que el ochenta por ciento de lo que hacía rozaba la ilegalidad mientras que el otro veinte incurría en algún delito grave que por supuesto, prefería ignorar, pero eso no significaba que fuese tonta.
—Soy más feliz así, evitando ponerle nombre a algo que no comparto.
Orson volvió a colocarse el sombrero. Aquellas diferencias eran las que, sin duda, siempre le hacían replantearse su relación, pues sentía que Katie, de cierta manera, vivía autoengañandose. Él no era un buen tipo y nunca lo sería.
—Se merecen algo mejor y no solo ellos, sino también tú.
Katie pestañeó nerviosa. ¿Podía volver a aparecer aquel hombre frío que conoció hace meses? Crispada, se apeó del escalón y se sentó sobre las rodillas del hombre que, al menos, parecía recibirla encantado.
—Ni siquiera vuelvas a plantearlo. ¿Entendido?
—¿De verdad no le has presentado ninguna pareja a tus padres? Debes estar jodidamente loca para traerme a mi.
—¿Qué mierdas hablas con mis padres cuando yo no estoy? —inquirió robándole la primera sonrisa — Eres el primero. Ni siquiera lo hice con mi relación más larga.
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El amigo del jefe de la mafia #2 | Erótica + 21 | Completa ✅
Roman d'amourKatie Thompson vive bajo la vigilancia de Haruki Nakamura, miembro de la más grande y peligrosa banda criminal de Japón; la Yakuza. Un encuentro fortuito, una oferta extremadamente buena de trabajo y una serie de regalos, serán los responsables de a...