Ya era un hecho. Anwen había dejado de trabajar en la empresa de la que era dueño Elián, lo que había facilitado que Katie ocupase su lugar. Acto que evidentemente enfadó muchísimo al jefe de la mafia Siciliana, pues que la Bennett quisiera romper cualquier tipo de lazo que tuviera con él era desolador. Orson, había optado por ignorar las palabras que habían estado fuera de tono del mafioso y seguir con sus gestiones, pues era evidente que no pasaba por su mejor momento.
Katie volvía a estar en calma. No solamente tenía un buen puesto, sino que además, Nakamura, no había dado señales de vida desde aquel desagradable encuentro. Si, ella creía regresar a su preciada "normalidad" mientras que Orson pensaba que tenían que andarse con más ojo que nunca. Pues el silencio por parte del japonés era perturbador.
—Tan puntual como siempre… —dijo Anwen mientras abría la puerta al hombre que acudía para recoger a Katie.
Orson ya estaba acostumbrado a la indiferencia más absoluta de la Bennett, pues él ya sabía que no quería tener contacto alguno con lo que pudiera rodear a Argenis, así que, tampoco le daba importancia.
—¿Puedes decirle que se de prisa? Tengo algo que enseñarla.
—¡Kat! —gritó sin quitarle ojo — ¡Te buscan!
Katie aprovechaba la jornada intensiva para charlar alguna que otra tarde libre con Anwen. Ambas eran su mayor apoyo y aunque las dos se necesitaban, era Anwen la que estaba más perdida que nunca. Y eso lo sabía hasta el mismísimo Orson. Esperó impaciente hasta que la inconfundible risa de Katie le llegó como un dulce cántico.
—¡Hola capitán!
Enseguida ella se lanzó al cuello del hombre que la besó con necesidad, pues las muestras de afecto entre ellos cada vez eran más normales. Anwen, apartó la cara. Le encantaba ver a su amiga feliz, pero el dolor que sentía ante el recuerdo era tan grande que lo eclipsaba todo.
—Pasadlo bien…
—¿Estás segura de que estás bien?
Anwen asintió, pero era evidente que no, no lo estaba.
—Puedes acompañarnos si lo deseas… Lo que le tengo que enseñar a Katie está aquí al lado.
—¿Enseñarme? —preguntó con sorpresa.
—No quiero molestar. Además, tengo muchas cosas que hacer… pero gracias por el ofrecimiento —murmuró con sinceridad.
Orson asintió. Con Anwen tenía una barrera difícil de derribar llamada Elián Argenis Athanasiou, aún así, poco a poco notaba como esa tirantez del principio se iba debilitando, lo que suponía que era de agradecer a las eternas charlas con Katie. La pareja abandonó la vivienda, cruzando la calle.
—¿Qué quieres que vea?
—Es una sorpresa, cierra los ojos.
Katie arrugó el entrecejo.
—¿Debo recordar cómo terminó la última sorpresa que me preparaste?
—Mujer, disfrutaste cada día, del primero al último… Ahora cierra los ojos.
Ella obedeció, no obstante, él situó sus enormes manos frente a sus ojos. A continuación, la fue moviendo con sumo cuidado, dando pequeños pasitos que Katie parecía incapaz de hacer más grandes… De pronto, la sintió temblar lo que le hizo sonreír, pues sabía que aquello iba a ser épico.
—Sé que te gustaba nuestra habitación de hotel, de hecho, soy consciente de que aprovechaste cada metro cuadrado de la misma para provocarme y que te hiciera mía.
—Te provocas tú solo. Tienes la mecha igual de corta que una caja de cerillas.
Katie sintió un intenso mordisco en el lóbulo de la oreja, lo que la hizo gruñir.
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El amigo del jefe de la mafia #2 | Erótica + 21 | Completa ✅
Любовные романыKatie Thompson vive bajo la vigilancia de Haruki Nakamura, miembro de la más grande y peligrosa banda criminal de Japón; la Yakuza. Un encuentro fortuito, una oferta extremadamente buena de trabajo y una serie de regalos, serán los responsables de a...