Capítulo 2

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Dos días quedaban para que la empresa, para la que trabajaba, cerrase un importante acuerdo de colaboración. Lo que se traducía en mucho trabajo acumulado por sacar y una tediosa agenda que organizar. Taylor, su jefe, no daba a basto, pero ella tampoco.

—Sé que no debería pedírtelo, pero… ¿Me subirías un café, por favor?

Taylor estaba rozando la edad de la jubilación, de hecho, tenía pensado hacerlo en los próximos cinco años. Su edad y su salud, eran uno de los motivos por los que intentaba controlar su consumo de cafeína y también de tabaco.

—Por supuesto… Ahora mismo te lo traigo —respondió Katie tan sonriente como siempre.

—Que sea dentro de quince minutos, mientras tanto aprovecha para tomarte uno. Lo necesitas tanto o más que yo.

Taylor era un hombre amable. De hecho, siempre que se había tenido que ausentar de su trabajo por algún motivo en particular, había tenido su permiso de inmediato, por lo que ella siempre le sonreía y lo trataba con afecto y cordialidad. En realidad, no tenía ninguna queja respecto a su trabajo, a excepción del ajustado sueldo que apenas le llegaba para vivir.

—Dos cortados con leche para llevar, por favor —pidió mientras se sentaba en el taburete del bar más cercano.

—Ahora mismo te lo pongo. ¿Lo quieres con sacarina o con azúcar?

—Uno de cada.

El camarero colocó dos sobrecitos sobre la mesa para posteriormente acercarse a la cafetera. Momento que aprovechó para leer la típica frase que escondía el paquetito de azúcar.

"Vive el presente sin aferrarte al pasado."

—¿Katie?

La voz de Haruki la hizo saltar del taburete. ¿Qué estaba haciendo ahí?

—Siento haberte asustado. No era mi intención —dijo mientras leía el sobrecito que había caído accidentalmente en la barra.

—Perdona, no te había visto.

—Bonita frase, ¿Verdad?

—Sí, supongo, aunque luego es difícil llevarlo a la práctica. Oye, ya que tengo la oportunidad quería agradecerte lo que hiciste la semana pasada… —dijo Katie mientras buscaba su cartera — De no haber sido por tí, habría llegado mucho más tarde a mi casa.

—No fue nada. ¿Puedo preguntarte para quién es el segundo café? —preguntó mientras miraba a su alrededor buscando quizá a su acompañante fantasma.

—Oh, es para Taylor, mi jefe. Trabajo en el conjunto de oficinas de aquí al lado.

—¿El Sr. Smith?

—No me lo puedo creer. ¿Os conocéis?

—Todavía no, pero pienso hacerlo en los próximos minutos.

Katie lo contempló. No recordaba ninguna cita con Nakamura y Tylor estaba demasiado ocupado, pero Haruki parecía tan seguro que prefirió preguntar.

—Refrescame la memoria porque es posible que esté equivocada. ¿Habías quedado con él? — El japonés negó. ¡Bingo! — En ese caso, no podrá atenderte.

—¿Estás segura?

—Cien por cien. Yo gestiono su agenda y… estamos hasta arriba.

—Sin embargo aquí estás, recogiendo dos cafés. Contradictorio. ¿No crees?

Ella chasqueó la lengua molesta. ¿La estaba atacando? Deslizó el billete por la barra, esperando a que el camarero trajera con rapidez el cambio, no obstante, ante la incomodidad se bajó del taburete.

—Con el cambio póngale un café al Sr. Nakamura… —masculló haciéndose con las dos bebidas — Ha sido un placer volver a verlo, Haruki.

—Katie espera…

Los dedos fríos de Haruki la tocaron por primera vez al sujetarla del brazo. Katie miró rápidamente el agarre y entonces él la soltó como si se hubiese quemado con el contacto de la mujer.

—Solamente déjame acompañarte. Si el Sr. Smith no puede atenderme, encontraré la manera de venir en otro momento.

Ella asintió en silencio y avanzó con la firme idea de regresar a su puesto. Haruki la seguía unos pasos por detrás suya, visiblemente arrepentido por su comentario.

—Oye Katie, en dos días regresaré a Japón y… jamás he pretendido ofenderte.

—No te preocupes. ¿Algún día volverás a Londres?

—Es lo que más anhelo, aún tengo muchas cosas pendientes que tratar aquí…

Katie lo miró con una sonrisa, ignorando que Haruki no quería hablar con Taylor por casualidad. Pensaba regresar a Londres y pensaba regresar a por lo que le pertenecía, que era ella. Tenía mucho que solucionar en Japón, pero lo haría con un único objetivo; acercarse a la mujer que le había robado la razón.

—Estás de suerte —afirmó saliendo del despacho de su jefe —. El Sr. Smith puede regalarte diez minutos de su tiempo.

—E imagino que ha sido gracias a su preciosa secretaria…

—Es la manera que tengo de agradecerte lo de la otra noche. Será mejor que no lo hagas esperar.

—Gracias.

Nakamura sostuvo, una vez más, la mano de Katie para besarla con suma delicadeza instantes antes de entrar al despacho de Taylor, lo que la hizo sonreír, pues Haruki era totalmente opuesto a los hombres que solía tratar, pues él a veces pecaba de un exceso de educación que hoy en día apenas llegaba a verse. <Diferencia de culturas.> pensó mientras regresaba a sus tareas.

El amigo del jefe de la mafia #2 | Erótica + 21 | Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora